Cultiva, quien sabe, las frutas desde el momento en que las cosecha. El ciclo de la vida es eterno, sin fin ni comienzo.
Las espirales del primer árbol se encuentra en el fruto que tus manos llevan hacia la tierra. Aquellas manos que de espirales provienen del primer hombre que estuvo andando por aquí, por esta misma tierra hace tanto tiempo que ya ni recuerdo.
Y ni aquel árbol, ni aquel hombre fueron los primeros; ni yo ni este fruto serán los últimos. Aquí no se puede ver al cosmos-todo-lo no perceptible con ojos de humanos-duales-tangible-material-lo perceptible.
Es por ello que tantas veces hemos "fracasado", porque queremos ver abriendo los ojos. Y fracasamos porque no evolucionamos, no transitamos aquella espiral que en todo lo existe.
Si anduviésemos la espiral no fracasaríamos, sino que aprenderíamos y evolucionaríamos; sería un comprender y un salir de los ojos para centrarse en el corazón-sentir.
Dejar de ver para sentir. Dejar de organizar en ideas para vivir. Dejar de retener para soltar. Dejar de estar apegado por algo para apegarse a algo nuevo. Dejar de resistir para asistir. Vivir el cambio con sonrisa, con ganas y con coraje.
Por eso, quien comprende aquellos datos que están escondidos entre el aire y el agua pueden sorber todo en el agua que sorben, inspirar todo en el aire que inspiran. Por eso que "quien menos tiene es quien menos necesita; porque elije tener lo que tan solo requieren en el momento. Mucha carga da vuelta el bote, y por seguir con nuestras posesiones, nos ahogamos sin -siquiera- saberlo.
Las espirales del primer árbol se encuentra en el fruto que tus manos llevan hacia la tierra. Aquellas manos que de espirales provienen del primer hombre que estuvo andando por aquí, por esta misma tierra hace tanto tiempo que ya ni recuerdo.
Y ni aquel árbol, ni aquel hombre fueron los primeros; ni yo ni este fruto serán los últimos. Aquí no se puede ver al cosmos-todo-lo no perceptible con ojos de humanos-duales-tangible-material-lo perceptible.
Es por ello que tantas veces hemos "fracasado", porque queremos ver abriendo los ojos. Y fracasamos porque no evolucionamos, no transitamos aquella espiral que en todo lo existe.
Si anduviésemos la espiral no fracasaríamos, sino que aprenderíamos y evolucionaríamos; sería un comprender y un salir de los ojos para centrarse en el corazón-sentir.
Dejar de ver para sentir. Dejar de organizar en ideas para vivir. Dejar de retener para soltar. Dejar de estar apegado por algo para apegarse a algo nuevo. Dejar de resistir para asistir. Vivir el cambio con sonrisa, con ganas y con coraje.
Por eso, quien comprende aquellos datos que están escondidos entre el aire y el agua pueden sorber todo en el agua que sorben, inspirar todo en el aire que inspiran. Por eso que "quien menos tiene es quien menos necesita; porque elije tener lo que tan solo requieren en el momento. Mucha carga da vuelta el bote, y por seguir con nuestras posesiones, nos ahogamos sin -siquiera- saberlo.
- Por fecha 19/11/2014 -
Comentarios