Y me siento como un burro, persiguiendo su zanahoria. Queriendo tener algo que es efímero; que no es posible de agarrar de ninguna forma.
Siguiendo objetivos que no son objetos ni pueden ser como utilizados como dianas. Siguiendo promesas, deseos y falsas fantasías.
El día de hoy, ha caído la "zanahoria" de la felicidad. Ha caído la falsa posibilidad del ser feliz. El espejismo se ha disuelto al momento que he tomado agua, y he dejado de requerirla de aquella ilusión.
La zanahoria la tiré, la dejé de lado. La zanahoria no existía y solo estaba el deseo de que exista. Estaba el deseo; me corrijo, es la necesidad lo que estaba. Estaba la necesidad de ser feliz y con ello de lograr todo a la perfección, a ritmos impuestos por egos y caprichos.
Hoy ha caído todo ello. Y ha caído porque en ese espacio vacío de realidad, lleno de fantasía, ha llegado un estado a lograr, un estado posible a habitar.Y este nuevo estado es la paz.
Comprendo que este estado es real porque depende de mi, en tanto que la felicidad pendía de todos los demás y de todo lo demás.
Este estado, de paz, es encarnable en todo momento. Es aplicable cuando lo desee y no está condicionado de algo o alguien. Y cuando hay quien ofende, existe quien elije ofenderse o no.
El ver la posibilidad de esta forma me ha habilitado a elegir mi sentir, mi estado y poder sembrar mi vida en ese lugar.
Este nuevo estado, aunque la felicidad no era un estado sino una necesidad psicológica, llega como algo a hacer propio y desde donde uno crea; no se lo tiene que seguir ni correr. No se lo tiene que buscar entre el calor del suelo y el horizonte; no se lo va a encontrar en tosquedades ni orgullos.
Este nuevo estado está real y es nuestra elección de habitarnos o no allí.
Hoy he dejado de correr por necesidad y he elegido caminar, correr o volar en paz, sin necesidad de algo más ya que lo que está siendo es lo real; y concibo que la mejor forma de estar vivo, viviendo mi vida, es en paz.
En paz conmigo mismo, en paz con lo otro y otros; en paz con mis deseos, mis proyectos, mis carencias, mis responsabilidades y en paz con mis pensamientos y sentimientos.
Hoy, me alimento en vez de correrla. Hoy la "zanahoria" es realidad y se llama paz.
Siguiendo objetivos que no son objetos ni pueden ser como utilizados como dianas. Siguiendo promesas, deseos y falsas fantasías.
El día de hoy, ha caído la "zanahoria" de la felicidad. Ha caído la falsa posibilidad del ser feliz. El espejismo se ha disuelto al momento que he tomado agua, y he dejado de requerirla de aquella ilusión.
La zanahoria la tiré, la dejé de lado. La zanahoria no existía y solo estaba el deseo de que exista. Estaba el deseo; me corrijo, es la necesidad lo que estaba. Estaba la necesidad de ser feliz y con ello de lograr todo a la perfección, a ritmos impuestos por egos y caprichos.
Hoy ha caído todo ello. Y ha caído porque en ese espacio vacío de realidad, lleno de fantasía, ha llegado un estado a lograr, un estado posible a habitar.Y este nuevo estado es la paz.
Comprendo que este estado es real porque depende de mi, en tanto que la felicidad pendía de todos los demás y de todo lo demás.
Este estado, de paz, es encarnable en todo momento. Es aplicable cuando lo desee y no está condicionado de algo o alguien. Y cuando hay quien ofende, existe quien elije ofenderse o no.
El ver la posibilidad de esta forma me ha habilitado a elegir mi sentir, mi estado y poder sembrar mi vida en ese lugar.
Este nuevo estado, aunque la felicidad no era un estado sino una necesidad psicológica, llega como algo a hacer propio y desde donde uno crea; no se lo tiene que seguir ni correr. No se lo tiene que buscar entre el calor del suelo y el horizonte; no se lo va a encontrar en tosquedades ni orgullos.
Este nuevo estado está real y es nuestra elección de habitarnos o no allí.
Hoy he dejado de correr por necesidad y he elegido caminar, correr o volar en paz, sin necesidad de algo más ya que lo que está siendo es lo real; y concibo que la mejor forma de estar vivo, viviendo mi vida, es en paz.
En paz conmigo mismo, en paz con lo otro y otros; en paz con mis deseos, mis proyectos, mis carencias, mis responsabilidades y en paz con mis pensamientos y sentimientos.
Hoy, me alimento en vez de correrla. Hoy la "zanahoria" es realidad y se llama paz.
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