El fracaso no es más que un sonido fuerte para despertar, tomar el mando de nuestra propia vida y continuar. No existe aquel fracaso definitivo que nos han enseñado. No es real, ni es posible. Fracasar en si es fallar, es errar en la diana, en la mira. Es pegar a otro lugar que al deseado. Hay que tomar responsabilidad, volver a focalizar; limpiar los ruidos que creemos deseos y ver lo que se desea realmente. Hay que, primero que todo, dejar de hacer lo que veníamos haciendo; porque volveremos a caer en la misma rutina de fracaso-castigo que hemos traído y ha funcionado por varias generaciones. Esta no es nuestra falla. Estamos manejándonos en un patrón de conducta y él nos dice que hacer, cuando y como hacerlo también. Esto no sirve de justificativo, no hay que utilizarlo para quitarnos la responsabilidad; somos responsables de nuestra vida. Esto sirve para ser conscientes de nuestras vidas, para poder ver y elegir. Errar no está mal, fallar no es algo castigabl