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Mostrando las entradas de abril 3, 2013

La noche aquella

El sol se escondía, y con él el ultimo rayo de luz. Aquel rayo de luz que era su única y, ahora también, última esperanza. Lucho de cualquier forma para retener la luz, el reflejo y hasta el destello. Lucho para que las nubes no taparan a la luna, que haría de eco del sol mientras este no este. Hizo todo cuanto pudo, y aún más. El sol se escondió tras el horizonte. Las nubes cubrieron a la luna, la cual estaba en su faceta creciente. No pudo hacer otra cosa que gritar, ubicar su espalda contra una pared de piedras; tomar en su mano derecha una piedra de un tamaño grande y aun asi manipulable. En su mano izquierda tomo un palo, el cual si se lo veía detenidamente no iba a servir para defensa alguna. Grito, se acurrucó y temblo. Pidió con pavor por su vida, pidió con angustia por su muerte. Pidio todo lo que podía pedir, desde todos los lugares que se le presentaban en su mente. Pasaron tan solo decenas de minutos y para el habian pasado decenas de vidas. La angustia, la agonía,