Costeando la calle, desde la vereda, por el cordón estuve viendo en el rió de la avenida tantos y tantos seres apurados por llegar, apurados por tener y hasta apurados por terminar. En todos ellos pude ver caras de preocupación, de focalización en otro tema, de tensión y de stress, de angustia, de dolor, de tantas cosas más. Que imagen, si que me asustó. Hasta que llego y paso delante de mí, por la calle, un camión con un espejo en su costado; y pude verme. Me vi y me asuste, me asuste mas que ver a los demás. Tenía cara de preocupación, de tensión, de stress, de angustia, de dolor, de pena y tristeza; de estar en otro tema que no sea el de caminar y sentir el aire en mi cuerpo y el sol nutriendo mis células. Quede quieto por unos minutos, en el borde del cordón. Sentí que era mi momento de estar en el ahora y vi que el cordón se transformo en una pequeña y fina soga. A sus lados, lava; lava por doquier. Centre mi mirar a mi propio andar. Revoleaba mis manos para darme equilib