Tenemos el poder de ser libres, de ser felices, de poder interactuar con un otro desde un lugar amoroso. Tenemos el poder de elegir y decidir; el poder para crear y habitar lo creado. Tenemos en nosotros mismos, es inherente a la condición humana del ser. El poder es la fuerza divina, la cual existe en nosotros. Al delegar las cosas a un otro o a un afuera nos encontramos abandonados, nos encontramos desorientados; y pedimos ayuda, nuevamente, al afuera. Este afuera solo brinda ruido y desorientación, es decir que lo que recibimos es más ruido y más desorientación, más abandono y más inseguridad -o como yo digo más sinseguridad-. De a pasos pequeños se va eligiendo a la propia persona, es que no confiamos en nosotros mismos (es lo que nos enseñaron) y si confiamos en el afuera (ese lugar de ruido y miedos). No se debe apurar el andar. Cada paso es el más importante en si mismo. Toma cada paso como la experiencia máxima que estas viviendo, ...