Me alejo suavemente, como suspiro. Y cada pestañear parece una eternidad. Lo que fue seguirá siendo lo que fue. Lo que es, es un devenir de mi hacer. Hoy hago dejar de hacer lo que hacía, dejar de repetirme en la repetición. Decido frenar ese ciclo de no-avance, de repetición crónico. Mientras todas las cosas toman sus tamaños reales. Mientras todas las relaciones toman sus valores reales. Mientras todo toda su dimensión real, en la cual yo participo sin condicionar. Yo empiezo a ocupar mi lugar, permitiendo ver, sentir lo que está sucediendo dentro mío. Acostumbrándome a los nuevos estilos de todo. Y no es triste que las distancias dejen espacios; ni que la eternidad comience a colocar sus ritmos. Aceptar lo que está siendo es, también, aceptarme como estoy siendo. Soltar, aceptar y tomar. Soltar lo que no es. Aceptar que no es; como también el dolor de que no sea. Y tomar la posibilidad de elegir y el poder que radica en mi. Y todo pareció que terminó, y no fue así. Ta