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Mostrando las entradas de noviembre, 2011

Y todo cambió

Días nublados, y rutinarios. Despertarse, bañarse y echarse a andar. Ir y venir; y ningún cambio de rumbo. Constante constancia de nada y nadas, de estados vacios. Soles, lunas, estrellas y nubes. Pasos, saludos y abrazos. Charlas sin sentido, ni interés. Buscar algo para pasar la noche, solo para estar acompañados. Amanecer de un nuevo día. La rutina fue interrumpida. Un colectivo perdido, un semáforo en rojo. Y te cruzaste tu, y me cruce yo, y se cruzaron nuestros ojos. Los míticos flechazos unieron nuestras almas. El lazo ya estaba definido. Ni tu, ni yo nos conocíamos. Pero ambos lo vimos en nuestras caras. Mi audacia, épica. Tu voluntad, admirable. Me arrime para hablarte. Me aceptaste e invitaste, con una amorosa sonrisa. Los días cambiaron. Los días se encaminaron. Nos hemos conocido. Nos hemos conectado. Hemos renacido, en este amor. Pareja compuesta de amor, es la que posee su propio calor. Yo me siento en el centro del sol, con este sentimien
Cena a la luz de la leña  Matías Hugo Figliola

Antiguo ritual

En los tiempos, en aquellos tiempos que han pasado hace muchísimos años, se tenía una filosofía. Era un modo de pensamiento, sentimiento y acción. Este ritual ha estado pasando de voz en voz; manteniendo siempre la identidad del mismo, sin agregados ni extracciones. Este ritual decía, dice y dirá: "Los miedos no se deben temer, ni se deben esconder. Tampoco de deben negar ni denunciar. Los miedos deben ser anunciados, como es anunciada la doncella que arriba al lugar. "Aquí viene saliendo, de dentro mio, el miedo a la inseguridad. Abrazadlo, amadlo y soltadlo."." Este es el ritual de antaño; de los primeros alquimistas. Algunos lo hemos olvidado y otros lo hemos mal aplicado. Ahora es el momento del recordar y del bien aplicar. Anunciadlo y dadle dirección, en estado amoroso. Matías Hugo Figliola
Bella anaranjada Matías Hugo Figliola

Cuéntame una historia

Contaban en una historia, un anciano y una anciana, que todos estábamos destinados y predestinados. Que habíamos elegido venir y también el para que habíamos elegido venir. Asimismo estaba sabido ya el cuando, el como y el porque de nuestra retirada. Estos dos estaban siempre dispuestos a hablar; esperaban sentados, uno al costado del otro. A la vera de una senda cotidianamente transitada. Sus caras eran de paz, serenidad y armonía. Estaban tranquilos, en el transcurrir de los días; y tambien de las noches. Veían tantas personas pasar, y nadie parar. Observaban las caras de estas personas y en sus ojos se veian las preocupaciones. Tensiones y nervios; envidia y gula. Codicia y rencor. Recelo y tristeza. Dolor y pena. Un día vieron pasar a un niño, de la mano de la madre. Lo que llamo la atención de este niño fue que los miro y sonrió con alegría, mientras las demas personas nos miraban y, tristemente, les tiraban monedas. Monedas que ellos nunca recogían. El tiempo pasaba y la
Atardece y permanece  Matías Hugo Figliola

Asoma el sol

Asoma el sol. Y el pájaro lo recibe con su canto. La ardilla lo contempla sentado desde una rama, con una nuez en muestra de ofrenda. También lo recibe el conejo, asomando sus orejas, y luego su cabeza, desde dentro de su cueva. La vaca muge en forma de aviso, como las campanas tibetanas. El gallo la acompaña como el canto de los lamas. El oso abre sus ojos por primera vez desde el invierno, saliendo de su letargo. El puma, por su lado, se detiene en una de las montañas mas altas, de todas las posibles vistas ante su mirada y observa al sol; aquel oro brillante dador de vida, y a todo lo que él revela ante su expandirse. La víbora detiene su movilidad y levanta la cabeza; saca su lengua como probando el aroma y sabor del sol; tomando nutrientes invisibles. Los peces se deleitan viendo múltiples soles, por el reflejo del mismo en el agua. Se percibe amor. Cada animal toma un momento de su vida para contemplar a aquella magnificencia aconteciendo. Hasta a veces creo que las pl
Orquídea  Matías Hugo Figliola

Truenos en mi mente

Imágenes pasaban constantemente, sin correlación una con otra. Ideas se presentaban y se volvían a esconder. Mis ojos se paseaban en el afuera, mirando sin sentido cualquier objeto o situación. Los gestos de mi cara iban mutando constantemente, siendo yo inconsciente de ellos. Era como una lluvia de cosas, dentro mio; que me desbordaba y caían al exterior. Era un diluvio de información. Centelleantes imágenes me hacían ver diferentes cosas; como también mi situación actual. Chocan ideas, imágenes. Chocan todas las cosas en mi interior. Como truenos. Truenos en mi mente. Confusión en mi interior Desorientación en mi vida. Gritos al exterior. Matías Hugo Figliola
Simpleza  Matías Hugo Figliola

Poder

Poder estar presente, cuando se me brindan miles de posibilidades para ausentarme. Poder escucharme, cuando el ruido del afuera es inmenso y bullicioso. Poder sentirme, cuando me brindan pociones varias para anular mis sentidos y sentimientos Poder elegir, cuando me dan a millares cosas que no quiero, ni necesito ni me interesan. Poder hablar, cuando me gritan para que grite. Poder sonreir, cuando me provocan para que muerda. Poder explicarme, cuando lo mas fácil sería ofenderme e irme ofendido. Poder aceptar, cuando lo más fácil sería rechazar aquel error que cometí. Poder ser yo, cuando todos me dicen que sea como alguien mas. Poder seguir asi todos los días, cuando las excusas abundan para perderme y abandonarme. Poder vivir la vida, cuando la costumbre y enseñanza me educaron a sobrevivir y sufrir para vivir. Poder gozar de lo que tengo, cuando me repiten que a todo le falta algo y que a este momento le falta también algo. Poder elegir y elegirme. Poder ser yo y esta
Mr KLO Sinthelonious  Matías Hugo Figliola

Pasaje nocturno

Contaba ovejas al pasar, al pasar ellas dentro mío. Contaba el tiempo que estaba allí, contando, contando, contando sin cesar. Recostado plácidamente, en plena comodidad. Sin tener un musculo tenso, todo estaba en libertad. Parecía que disfrutaba de aquel momento, de las ovejas y del contar. Pero no era cierto, no era un momento ello. Es que yo no quería, ni contar las ovejas ni mirarlas saltar. Yo solo quería, deseaba, poder, al fin, descansar. Matías Hugo Figliola
Pino  Matías Hugo Figliola

Adiós Amor

Hemos tenido discusiones y enojos Hemos dicho cosas fuertes e hirientes. Queriendo comunicarnos, terminamos asesinándonos. Nuestro amor era puro, puro amor. Y quedo pisoteado, abusado y ultrajado, puro rencor. Ya no existen formas de salvar esta situación. Hemos tenido y se perdió. Y más que perder, fue un asesinato de los dos. Ya no queda nada más por decir, solo que sepas que te amo. Que mi necedad y orgullo hirieron hablando, pero que te guardo y guardaré en un buen lugar, dentro de mi corazón. Adiós a esta situación. Adiós a tu calor, Adiós a la unión de dos. Adiós Amor. Matías Hugo Figliola
Seguir las normas  Matías Hugo Figliola

La ira, la mosca y la promesa de repetición

Contaba de forma regresiva, como se cuenta cuando esta por haber una explosión. Contaba de forma agresiva, como se cuenta cuando dentro de uno hay rencor. Contaba solo por contar, contaba para hacer tiempo y no matar. La ira lo tenía aferrado, y el contaba, para no ser mal aconsejado. Contaba y no pudo aguantar, se paro y mato a la mosca que volaba. La mato porque revoloteaba en su comida hace un rato ya, porque hizo el intento de no matarla, pero muerta yace ya. Ahora, sigue su comida, con la pena de haber matado a una mosca. Con la ira feliz en su hombro, habiendo aconsejado y obtenido su logro. Y todo paso en pequeñisimos segundos, una comida, una mosca y los impulsos. Y él sabe que volvera a pasar, solo espera que la ira no vuelva a ganar Matías Hugo Figliola
De cerca  Matías Hugo Figliola

La danza de los autos

Avanzan y frenan; y vuelven a avanzar. Luces rojas y naranjas; se prenden y apagan. Ruedas que ruedan, y marcan su ir. Ventanillas bajas y altas; con aire o sin. Motores sonando como coro. Acompañando al camión que da el tono. Gente nerviosa, revoleando su cabeza. Gente roja, insultando hacia derecha e izquierda. Gente compenetrada en si misma, en su musica, charla y celular. Gente sonriente y feliz; disfrutando su viaje, el momento presente y su vivir. Bocinas, motores.Luces altas y bajas. Guiños, bañizas y rompenieblas. Todo esta armonizado en la danza de los autos. En la danza cotidiana del ir y venir de esta sociedad Matías Hugo Figliola
Brotando vida  Matías Hugo Figliola

Tu imagen en mi

Cada momento que pasa me separa de mi sentimiento que tenía dentro de mí, con tu nombre. Cada momento que pasa me separa de ti. Cada momento que pasa, no pierdo nada. Gano conciencia de lo que vivo y de cómo lo estoy viviendo. Cada momento que pasa, gano más. Gano conciencia. Voy quitando de mí la carga que era tu imagen. Esa imagen viciada de mi deseo, mi amor y mi error. Porque tu imagen en mi, estaba distorsionada por mi, por mis deseos y necesidades. Por el destructivo deseo de que me amabas; cosa que no fue así. Porque mi venda estaba sostenida, por mis propias manos. Haciéndome yo mi propio ciego. Hoy todo ha cambiado, la venda he soltado. He tomado distancia de aquella imagen tuya, que estaba dentro mío. Hoy percibo que ya no existís, ni nunca exististe. He sabido ver mi vicio y liberarme de él; de ti. Hoy soy un hombre nuevo, con más experiencia y mas aprendizaje. He adentrado en mí unos centímetros, para conocerme mejor y darme aquel amor que pedía a gritos Matías Hugo
Pasos a seguir  Matías Hugo Figliola

Hoy digo

El soporte de la amistad, puede hacer maravillas. Cuando uno esta sostenido por manos, a las cuales les confias y permitis te tengan y soporten, es cuando uno puede hacer su vida, seguir en su vida, sintiendose confiado y agradecido. La amistad, algo que no es valorado; algo que se piensa que los amigos deben estar en las buenas y en las malas; yo pienso-siento que la amistad es algo sentido. He comprendido que al amigo/a se lo ve, luego de años, y se lo sigue sintiendo amigo. Es algo que llena, sentirse conectado sanamente con gante y saber q esa conexión sigue estando. Es por ello que hoy digo esto. Porque hoy también lo ví, lo viví y lo volví a sentir. Matías Hugo Figliola
Ladera  Matías Hugo Figliola

Sin causa justa, ni aparente.

Lo que siento hoy, para decir, ya lo he dicho y lo he expresado anteriormente. ¿Pero acaso todo lo dicho, pensado y sentido que escribí aquí no esta relacionado entre sí?; ¿acaso no es lo mismo, con diferentes ideas, posturas, formas y colores? Hoy siento decir que somos los artífices de nuestra realidad; no de la realidad abarcativamente dicha, sino de nuestra propia realidad. De lo que nosotros elegimos vivir y sentir; y como vivirlo y sentirlo. Sin causa justa, ni respaldado por alguna situación me encuentro gozoso de la vida, de mi vida; me encuentro sonriendo a todo y todos, sonriendome a mi, a las plantas, a los animales, a las cosas y hasta a la gente, conocida y desconocida. Sin causa justa, que no debe existir en verdad, me siento en estado de gracia. El estado de gracia es, para mí, sentirse agradecido de todo; de la vida, con sus pormenores y pormayores, de las cosas que suceden y de lo que elijo como también de lo que elegí, habiendo elegido desde un lugar que no me r
En flor  Matías Hugo Figliola

El hacer

La manera justa de hacer es, justamente, ser justo en el hacer. Confiar en lo que uno hace y hacerlo desde la mejor parte de uno. Uno no puede controlar el resultado, es algo que esta afectado a ponderantes que están fuera del alcance de nuestro hacer. El resultado es algo que no debería de modificar la acción de uno como tampoco debería modificar el estado anímico ni la reacción y actitud de uno. Es que hay que saber diferenciar entre el hacer y el resultar. El hacer es nuestro, esta ligado con nosotros. Es lo que representa al individuo, es la fuerza motora que representa las ideas, palabras, sentimientos. El resultado, por otro lado, es algo externo. Es algo que no puede ser condicionado, manipulado. Y cuando puede ser manipulado, se termina percibiendo como el resultado estalla en mil pedazos y termina viéndose que no se puede manipular el resultado. Lo interno es nuestra creación. Lo externo es de nuestra participación. Creamos en nuestro andar. No podemos ordenar para qu
Casi por sobre todo  Matías Hugo Figliola
Noche en suspenso  Matías Hugo Figliola