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Mostrando las entradas de junio 3, 2014

Sin decir un adiós

Me agarro del brazo con un acto desesperado por detenerme. Me detuvo, me retuvo, y yo me di vuelta. La mire a sus ojos, que ya no eran los que me vinculaban, aquellos ojos que resplandecían y mostraban verdades estaban ya cubiertos por un velo que me demostraba lo que estaba existiendo dentro de ella. La mire y me despedí sin decir palabras; me despedí con una sonrisa y haciéndole saber que no había mas que sentimiento de amor por la persona que yo sabia que ella era; por aquella persona que ella había ocultado detrás de un velo, escusas y silencios. Su mano siguió reteniéndome, más suavemente. Yo gire nuevamente mi cuerpo, direccioné mi intención y me dispuse a seguir mi camino. Sentí su brazo como un despido agónico, acompañado de un silencio forzado que había elegido para que le haga de vocera. Mi cuerpo se soltó de aquella mano; de aquella mano que antes había gozado del sutil y casual roce con mi cuerpo. Supe que estaba todo en orden; me supe yo bien y esto me dio serenidad