Un sueño mal soñado, y él se había despertado con transpiración en su frente. La angustia estaba sentada sobre su pecho y no le permitía respirar. La duda de si había sido un sueño o una realidad le confundía si ahora estaba en un sueño o en la realidad. Todos los sentidos estaban confundidos, tanto como el receptor de los sentidos. Todavía había una conexión entre su sueño y su vigilia, entre su despertar y su irrealidad. Ambas cosas se conformaban en una, como suele suceder en momentos de sueños muy profundos y de despertares ligados a esos sueños. El seguía sentado en su cama, sin mover un musculo. Seguía debatiendo que era y que es, que paso y que pasa. Quien estuvo y quien está. Muchas interrogantes se le presentaban, muchas dudas e incertidumbres. Nombres, decisiones, elecciones, imágenes, visiones, paisajes, ruidos, voces... y tantas otras cosas más; todo estaba fusionado en un momento que no tiene nombre. Ese momento en que todo es uno y que no hay modo de separar uno d