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Mostrando las entradas de septiembre 5, 2018

La semilla

Han pasado tantos años de estar aquí, que ya lo siento como mi hogar. Las texturas, los colores y aromas; las formas y yo, dentro de ellas, congeniamos a la perfección y acoplamos como un puzzle perfectamente armado. El frío del piso y la luz que entra, escasamente, por aquella ventana. El sonido vago de algo que no se que es, pero que ya adopto como propio. Es que en este lugar todo lo he aceptado como propio, por imposición y decreto. Como la cantidad de veces que llega la comida, y yá no existe en mi la necesidad de comer algo más que este arroz insulso y esta polenta casi rancia. Hasta a veces llega el sorpresivo acompañante de un pan, el cual está seco pero para mi es recién hecho. El aire entra de a poco a mis pulmones, los cuales ya saben que su capacidad es la de medio pulmón. El techo no tiene una lámpara para encender, y es mejor así ya que mis ojos se han acostumbrado. Sería doloroso tener mayor caudal de luz. Y con todo esto, mi cuerpo se nutre y transita la vida.