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Mostrando las entradas de agosto 29, 2014

Los dos niños

Tomaban de la misma copa. Jugaban con las mismas maderas. Dormían en camas iguales y se tapaban con mantas labradas por la misma persona, que provenían de la mismas ovejas. Reían de la misma manera y lloraban las mismas lágrimas. Saltaban de igual modo y corrían con la misma técnica. Eran iguales en fisionomía. Estaban compuestos por misma cantidad de ojos, misma cantidad de brazos, manos, pies, uñas y piernas también. Entendían la misma lengua, como también podían hablar la misma lengua. Ingerían la comida por la boca, que se encontraba en el mismo lugar en ambos dos. Inhalaban y exhalaban el mismo aire el cual iba al mismo receptáculo, los pulmones, para nutrir con oxígeno a todos los órganos y células. Este oxígeno se mezclaba con la sangre, que era del mismo color y densidad en ambos dos y que era impulsada por el mismo órgano, el corazón. Todo era idéntico, todo era lo mismo; todo era igual. Ellos se sabían hermanos, sin serlo ya que sus padres eran diferentes. Aún así ello