Costeando la calle, desde la vereda, por el cordón estuve viendo en el rió de la avenida tantos y tantos seres apurados por llegar, apurados por tener y hasta apurados por terminar.
En todos ellos pude ver caras de preocupación, de focalización en otro tema, de tensión y de stress, de angustia, de dolor, de tantas cosas más. Que imagen, si que me asustó.
Hasta que llego y paso delante de mí, por la calle, un camión con un espejo en su costado; y pude verme.
Me vi y me asuste, me asuste mas que ver a los demás. Tenía cara de preocupación, de tensión, de stress, de angustia, de dolor, de pena y tristeza; de estar en otro tema que no sea el de caminar y sentir el aire en mi cuerpo y el sol nutriendo mis células.
Quede quieto por unos minutos, en el borde del cordón. Sentí que era mi momento de estar en el ahora y vi que el cordón se transformo en una pequeña y fina soga. A sus lados, lava; lava por doquier.
Centre mi mirar a mi propio andar. Revoleaba mis manos para darme equilibrio, para mantenerme en mi soga, en la soga que me daba la vida y me salvaba de esa lava maldita que podía quemar mi cuerpo en tan solo 3 segundos.
Hacia gestos, que no los veía; pero si sabía que mi cara gesticulaba sin razón aparente. Mi lengua se paseaba dentro de mi boca y había adrenalina circulando dentro de mi cuerpo.
No paso tanto tiempo, una cuadra nomas. Allí terminaba mi soga y si o si tenia que saltar a la lava.
Antes de saltar hacia ella dije: "¡Soy inmune a la lava por 5 segundos!". Y Habiendo terminado de decir esto, salí disparado, por sobre esta, y cruce la calle.
Suerte para mi que tarde menos de 5 segundos en cruzarla, y mi inmunidad a la lava me salvo de ella.
Habiendo terminado de hacer esto levante mi cara nuevamente; mire al afuera y lo vi con mas luz, mas brillo.
Lo vi como si estuviese iluminado.
En un reflejo, de una vidriera, pude ver mi cara y esta vez mi sorpresa fue mayor. Estaba sonriendo.
En ese instante comprendí como se debe sentir y vivir la vida; con la energía, imaginacion, pasion y creatividad de un niño.
Y desde ese día hasta hoy, todos los días, sin excepción, camino por la soga, aunque sea por unos minutos. Pero lo hago solo por diversión, ya soy inmune a la lava.
Agradezco al día que mi niño me hizo recordar los valores de la vida; y con una sonrisa, permito que su pasión vibre en mi.
En todos ellos pude ver caras de preocupación, de focalización en otro tema, de tensión y de stress, de angustia, de dolor, de tantas cosas más. Que imagen, si que me asustó.
Hasta que llego y paso delante de mí, por la calle, un camión con un espejo en su costado; y pude verme.
Me vi y me asuste, me asuste mas que ver a los demás. Tenía cara de preocupación, de tensión, de stress, de angustia, de dolor, de pena y tristeza; de estar en otro tema que no sea el de caminar y sentir el aire en mi cuerpo y el sol nutriendo mis células.
Quede quieto por unos minutos, en el borde del cordón. Sentí que era mi momento de estar en el ahora y vi que el cordón se transformo en una pequeña y fina soga. A sus lados, lava; lava por doquier.
Centre mi mirar a mi propio andar. Revoleaba mis manos para darme equilibrio, para mantenerme en mi soga, en la soga que me daba la vida y me salvaba de esa lava maldita que podía quemar mi cuerpo en tan solo 3 segundos.
Hacia gestos, que no los veía; pero si sabía que mi cara gesticulaba sin razón aparente. Mi lengua se paseaba dentro de mi boca y había adrenalina circulando dentro de mi cuerpo.
No paso tanto tiempo, una cuadra nomas. Allí terminaba mi soga y si o si tenia que saltar a la lava.
Antes de saltar hacia ella dije: "¡Soy inmune a la lava por 5 segundos!". Y Habiendo terminado de decir esto, salí disparado, por sobre esta, y cruce la calle.
Suerte para mi que tarde menos de 5 segundos en cruzarla, y mi inmunidad a la lava me salvo de ella.
Habiendo terminado de hacer esto levante mi cara nuevamente; mire al afuera y lo vi con mas luz, mas brillo.
Lo vi como si estuviese iluminado.
En un reflejo, de una vidriera, pude ver mi cara y esta vez mi sorpresa fue mayor. Estaba sonriendo.
En ese instante comprendí como se debe sentir y vivir la vida; con la energía, imaginacion, pasion y creatividad de un niño.
Y desde ese día hasta hoy, todos los días, sin excepción, camino por la soga, aunque sea por unos minutos. Pero lo hago solo por diversión, ya soy inmune a la lava.
Agradezco al día que mi niño me hizo recordar los valores de la vida; y con una sonrisa, permito que su pasión vibre en mi.
Matías Hugo Figliola
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Naty