Colas en el banco, gritos de clientes a clientes; gritos de clientes a empleados.
Colectivo en movimiento, gritos de peatones al colectivero, grito de pasajeros al colectivero; el colectivero grita por dentro.
Semáforo en amarillo; grito de los que están detrás del que freno, respetando la señal de luz. Gritos de los que están detrás del que espera a que se ponga verde su luz para arrancar; gritos también del que esta por arrancar a los peatones que cruzan sin interesarse por respetar y gritos de los peatones hacia los conductores por ser gritados.
Lugar de comidas rápidas, gritos de los nenes que le piden a la madre que le compren el muñequito; gritos de las madres a sus hijos, gritándoles que no griten y que dejen que ella compre. Gritos de algún cliente apurando al empleado porque su pedido tarda más de lo que él cree, es lo necesario.
Café, gritos de todos los presentes; queriendo conversar con quien están sentados, gritándoles.
Plaza de juegos, niños gritando mientras juegan. Madres gritándole a sus hijos, dictaminándoles que cosas se hacen y que cosas no se hacen.
Gritos, gritos... gritos y gritos.
GRITOS.
Toxicidad social. Toxicidad mas tóxica que el smog, más tóxica que los medicamentos y bebidas. Más tóxica que las comidas transgénicas.
Gritos, intoxicando y envenenando a todos y a cada uno.
Y uno, quien quiera que se elija en ese lugar, esta en silencio; disfrutando de la naturaleza y de los pájaros en su cantar. Admirando el movimiento de los árboles, las ramas y sus hojas, danzando al compás del viento y mostrando cuanto tienen aun por bailar.
Y uno, cada quien que se elija, se encuentra caminando y gozando e inmune a la toxicidad, porque se encuentra consumiendo de lo natural. De la pureza de la verdad.
Y uno, en este caso yo y en otro tu, viviendo la vida; habitando el presente y gozando toda experiencia que se le presente. Sin gritos; con sonrisas. Sin gritos; con, y en, amor.
Y uno, y aquí esta el potencial de la humanidad, en interacción amorosa con todos;. Y con todos los que interacciona cambian su vibración tóxica. Por la simple verdad de que toda energía de baja vibración, al ser sometida a una de mayor vibración eleva su frecuencia vibratoria por resonancia armónica.
Colectivo en movimiento, gritos de peatones al colectivero, grito de pasajeros al colectivero; el colectivero grita por dentro.
Semáforo en amarillo; grito de los que están detrás del que freno, respetando la señal de luz. Gritos de los que están detrás del que espera a que se ponga verde su luz para arrancar; gritos también del que esta por arrancar a los peatones que cruzan sin interesarse por respetar y gritos de los peatones hacia los conductores por ser gritados.
Lugar de comidas rápidas, gritos de los nenes que le piden a la madre que le compren el muñequito; gritos de las madres a sus hijos, gritándoles que no griten y que dejen que ella compre. Gritos de algún cliente apurando al empleado porque su pedido tarda más de lo que él cree, es lo necesario.
Café, gritos de todos los presentes; queriendo conversar con quien están sentados, gritándoles.
Plaza de juegos, niños gritando mientras juegan. Madres gritándole a sus hijos, dictaminándoles que cosas se hacen y que cosas no se hacen.
Gritos, gritos... gritos y gritos.
GRITOS.
Toxicidad social. Toxicidad mas tóxica que el smog, más tóxica que los medicamentos y bebidas. Más tóxica que las comidas transgénicas.
Gritos, intoxicando y envenenando a todos y a cada uno.
Y uno, quien quiera que se elija en ese lugar, esta en silencio; disfrutando de la naturaleza y de los pájaros en su cantar. Admirando el movimiento de los árboles, las ramas y sus hojas, danzando al compás del viento y mostrando cuanto tienen aun por bailar.
Y uno, cada quien que se elija, se encuentra caminando y gozando e inmune a la toxicidad, porque se encuentra consumiendo de lo natural. De la pureza de la verdad.
Y uno, en este caso yo y en otro tu, viviendo la vida; habitando el presente y gozando toda experiencia que se le presente. Sin gritos; con sonrisas. Sin gritos; con, y en, amor.
Y uno, y aquí esta el potencial de la humanidad, en interacción amorosa con todos;. Y con todos los que interacciona cambian su vibración tóxica. Por la simple verdad de que toda energía de baja vibración, al ser sometida a una de mayor vibración eleva su frecuencia vibratoria por resonancia armónica.
Matías Hugo Figliola
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