Culturas. Y dentro de ellas, ideas y gustos, formas de ver y pensar. Todo establecido, empaquetado y listo para insertar al nuevo individuo, que desde ese momento pasa a estar dividido entre lo que es, y será, y lo que la cultura le dice que debe de ser y hacer.
Las normas de convivencia, son funcionales. Las reglas, solo sirven para medir; lo rígido nunca sirvió. Y no servirá aunque se lo siga intentando.
La cuestión esta en que nos vemos diferentes, y distantes, del otro; de cualquier otro. Vemos a un desconocido, que es desconocido hasta que uno se proponga a conocerlo.
Somos diversos, cosa que no es peligrosa. Y distantes, porque ya no nos concebimos como unidad.
Nos separamos tanto del otro, que creamos un abismo de conexión, y en ese abismo vemos al otro como agresor. No se lo preguntamos, ya desde estar fuera de nosotros entra en la categoría de agresor-perturbador-peligroso.
Así fuimos distanciándonos y creando esa realidad de que el otro es peligro, y como todo peligro debe ser atacado antes que ataque. Y no se debe dudar, solo enjuiciar -dentro de uno- y sentenciar. Y asi nos matamos, figurativamente, entre nosotros; matando al otro que no es más que alguien diverso a nosotros.
Las posesiones, desde el inicio, corrompieron al ser humano. Ahora la apuesta se ha elevado, las posesiones materiales siguen estando en el podio de la destrucción; pero al lado de esta, está la posesión al poder. Y este poder se mide por plata. Esta ha desvirtualizado el modo de convivencia y entendimiento.
Como un hombre dice: "dime cuanto tienes y te diré cuanto vales". Es por ello que a fin de mes valgo mucho menos que al comienzo del mes, cuanta hipocresía,
Y allí llegamos todos, a una sociedad; la cual debe darle una forma al contenido. Pero más que darle forma ha corrompido al contenido y este ya no es lo que era, sino lo que la sociedad quiere que sea.
Y la pregunta ahora radica en una simplicidad, la cual hemos obviado ya hace mucho: ¿Deseas vivir tu vida?. Es una pregunta simple.
Y no digo de luchar contra otro ni otros ni contra la sociedad; solo digo de tomar un poco de conciencia y ver, en el cotidiano hacer, cuanto de lo que uno elije hacer, sentir o pensar es desde uno o desde lo ya pre establecido.
Por hoy, nada mas...
Las normas de convivencia, son funcionales. Las reglas, solo sirven para medir; lo rígido nunca sirvió. Y no servirá aunque se lo siga intentando.
La cuestión esta en que nos vemos diferentes, y distantes, del otro; de cualquier otro. Vemos a un desconocido, que es desconocido hasta que uno se proponga a conocerlo.
Somos diversos, cosa que no es peligrosa. Y distantes, porque ya no nos concebimos como unidad.
Nos separamos tanto del otro, que creamos un abismo de conexión, y en ese abismo vemos al otro como agresor. No se lo preguntamos, ya desde estar fuera de nosotros entra en la categoría de agresor-perturbador-peligroso.
Así fuimos distanciándonos y creando esa realidad de que el otro es peligro, y como todo peligro debe ser atacado antes que ataque. Y no se debe dudar, solo enjuiciar -dentro de uno- y sentenciar. Y asi nos matamos, figurativamente, entre nosotros; matando al otro que no es más que alguien diverso a nosotros.
Las posesiones, desde el inicio, corrompieron al ser humano. Ahora la apuesta se ha elevado, las posesiones materiales siguen estando en el podio de la destrucción; pero al lado de esta, está la posesión al poder. Y este poder se mide por plata. Esta ha desvirtualizado el modo de convivencia y entendimiento.
Como un hombre dice: "dime cuanto tienes y te diré cuanto vales". Es por ello que a fin de mes valgo mucho menos que al comienzo del mes, cuanta hipocresía,
Y allí llegamos todos, a una sociedad; la cual debe darle una forma al contenido. Pero más que darle forma ha corrompido al contenido y este ya no es lo que era, sino lo que la sociedad quiere que sea.
Y la pregunta ahora radica en una simplicidad, la cual hemos obviado ya hace mucho: ¿Deseas vivir tu vida?. Es una pregunta simple.
Y no digo de luchar contra otro ni otros ni contra la sociedad; solo digo de tomar un poco de conciencia y ver, en el cotidiano hacer, cuanto de lo que uno elije hacer, sentir o pensar es desde uno o desde lo ya pre establecido.
Por hoy, nada mas...
Matías Hugo Figliola
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