Sale el sol, y el día ya se encuentra transcurriendo.
Pasan los minutos y uno no desea levantarse. Entre vueltas y vueltas dentro de la cama, el despertador repite su trabajo.
Estamos preparados para poder suspender el sonido del levantarse para quedarnos en cama y estirar, aunque sea unos momentos mas, el levantarse.
Ducha o no ducha, esa es una elección. Desayunar o no; café o mate, con o sin comida. Esa es otra elección.
Salimos y seguimos nuestro andar repetitivo hasta nuestro trabajo.
Hay días en que este dura, a nuestra percepción, poco; y otras que dura mas de lo que uno desearía.
Termina y uno vuelve, repetidamente a casa.
Allí esta nuevamente el elegir de hacer algo o no, descansar o salir; charlar, pensar, música, amigos. Varias posibilidades se presentan.
Al finalizar el día, uno preparar al despertador para que cumpla la función rutinaria de despertarnos.
En breves pasos explique el suceder cotidiano.
Ahora me pregunto, cuantas cosas hemos pasado por alto por la rutina?. Cuanto hemos vivido de verdad?. Cuanto hemos disfrutado?. Cuanto hemos visto lo que en verdad hay en el dia?.
Por ejemplo, hemos escuchado a los pajaros cantar?, es como si lo recibiesen con su mejor actitud, con su mejor deseo, al día.
Hemos visto a los niños paseando por la calle, con una sonrisa?. Hemos sentido el aroma de las flores?.
Hemos podido escucharnos a nosotros mismos?. Hemos podido ver cuando estamos disfrutando algo?.
Cuanto tiempo estamos ausente en la rutina?, cuanto de ese cotidiano "vivir", vivimos de verdad?.
Propongo que el día de hoy, sea la hora que sea, se busque el sonido del despertar interior; que uno elija desde, por y para uno sin estar especulando.
Vivir libremente, despierto y consiente. Gozar la vida y tener los sentidos despiertos.
Eso propongo: "salir del cotidiano andar y hacer el propio vivir".
Pasan los minutos y uno no desea levantarse. Entre vueltas y vueltas dentro de la cama, el despertador repite su trabajo.
Estamos preparados para poder suspender el sonido del levantarse para quedarnos en cama y estirar, aunque sea unos momentos mas, el levantarse.
Ducha o no ducha, esa es una elección. Desayunar o no; café o mate, con o sin comida. Esa es otra elección.
Salimos y seguimos nuestro andar repetitivo hasta nuestro trabajo.
Hay días en que este dura, a nuestra percepción, poco; y otras que dura mas de lo que uno desearía.
Termina y uno vuelve, repetidamente a casa.
Allí esta nuevamente el elegir de hacer algo o no, descansar o salir; charlar, pensar, música, amigos. Varias posibilidades se presentan.
Al finalizar el día, uno preparar al despertador para que cumpla la función rutinaria de despertarnos.
En breves pasos explique el suceder cotidiano.
Ahora me pregunto, cuantas cosas hemos pasado por alto por la rutina?. Cuanto hemos vivido de verdad?. Cuanto hemos disfrutado?. Cuanto hemos visto lo que en verdad hay en el dia?.
Por ejemplo, hemos escuchado a los pajaros cantar?, es como si lo recibiesen con su mejor actitud, con su mejor deseo, al día.
Hemos visto a los niños paseando por la calle, con una sonrisa?. Hemos sentido el aroma de las flores?.
Hemos podido escucharnos a nosotros mismos?. Hemos podido ver cuando estamos disfrutando algo?.
Cuanto tiempo estamos ausente en la rutina?, cuanto de ese cotidiano "vivir", vivimos de verdad?.
Propongo que el día de hoy, sea la hora que sea, se busque el sonido del despertar interior; que uno elija desde, por y para uno sin estar especulando.
Vivir libremente, despierto y consiente. Gozar la vida y tener los sentidos despiertos.
Eso propongo: "salir del cotidiano andar y hacer el propio vivir".
Matías Hugo Figliola
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