El grito de miedo ensordeció a mis oídos. Corre, ataca, mata, escóndete y defiéndete.
Su decir es repetido, es un eco. El truco del miedo es utilizar diversas herramientas como métodos de desorientación.
Usa una sonrisa de alguien para decirte que tengas cuidado de su maldad, de que esta planeando -si es que ya no lo planeo y lo esta llevando a cabo- alguna acción en contra de uno.
Que dos personas se acerquen para decirse algo; es seguro un complot en tu contra, donde están ultimando los detalles.
De esos ejemplos, me surgen en gran cantidad. En si, en todos se resume a que, como dije antes, el miedo utiliza una situación para decirte lo que le conviene; para que te ausentes de vos, te escondas, defiendas, ataques y mates al otro.
Su grito no es fuerte, ni con tonos agudos. Su grito es suave, sutil; se podría decir que es como un susurro. Pero un susurro abrumador.
Tapa toda posibilidad de uno, de escucharse a uno.
Y uno termina corriendo para defenderse de algo que no existió, atacando a quien estaba parado indefenso -sin defensa-, sin interés ni intención de atacarte.
Y así uno mata al otro; mata al otro en la posibilidad de saber y de comunicarte. Y también se mata a uno mismo, porque no hay otra forma de ver el aislamiento de uno en uno mismo con pinches que lo protegen de todo y todos.
Digo que protegen, por recomendación del miedo; ya que en verdad no protegen sino que mutila, afea y destruye al mismo individuo que allí los ubico.
Es decir que teniendo un consejero, que busca su beneficio propio -siendo ese beneficio el controlarte, dominarte y aislarte- uno termina desorientado, desanimado (sin anima, sin alma) y en vías de autodestrucción.
Y hasta aquí llega la opinion, sobre este tema, el día de hoy.
Su decir es repetido, es un eco. El truco del miedo es utilizar diversas herramientas como métodos de desorientación.
Usa una sonrisa de alguien para decirte que tengas cuidado de su maldad, de que esta planeando -si es que ya no lo planeo y lo esta llevando a cabo- alguna acción en contra de uno.
Que dos personas se acerquen para decirse algo; es seguro un complot en tu contra, donde están ultimando los detalles.
De esos ejemplos, me surgen en gran cantidad. En si, en todos se resume a que, como dije antes, el miedo utiliza una situación para decirte lo que le conviene; para que te ausentes de vos, te escondas, defiendas, ataques y mates al otro.
Su grito no es fuerte, ni con tonos agudos. Su grito es suave, sutil; se podría decir que es como un susurro. Pero un susurro abrumador.
Tapa toda posibilidad de uno, de escucharse a uno.
Y uno termina corriendo para defenderse de algo que no existió, atacando a quien estaba parado indefenso -sin defensa-, sin interés ni intención de atacarte.
Y así uno mata al otro; mata al otro en la posibilidad de saber y de comunicarte. Y también se mata a uno mismo, porque no hay otra forma de ver el aislamiento de uno en uno mismo con pinches que lo protegen de todo y todos.
Digo que protegen, por recomendación del miedo; ya que en verdad no protegen sino que mutila, afea y destruye al mismo individuo que allí los ubico.
Es decir que teniendo un consejero, que busca su beneficio propio -siendo ese beneficio el controlarte, dominarte y aislarte- uno termina desorientado, desanimado (sin anima, sin alma) y en vías de autodestrucción.
Y hasta aquí llega la opinion, sobre este tema, el día de hoy.
Matías Hugo Figliola
Comentarios