Tarde llego el grito. Ni tan tarde, ni tan poco tarde. Ni un segundo después ni diez horas. Tan solo llego tarde.
Estuvo esperando, allí, al costado de la puerta; sosteniéndola.
Espero como se había acordado entre las dos partes, siendo fiel a su palabra y honor.
Debía de llegar con el fin de entrar. Ya sabia cual era su situación y en base a esta situación eligió.
Parecía una elección sencilla, todos los pasos estaban contados, controlados, chequeados y cronometrados para estar en el lugar indicado al momento indicado.
Quien cuidaba la puerta, ya no estaba cuidándola sino estaba estirando el tiempo para que llegase quien había dicho que iba a llegar.
Este individuo se debía a si mismo, y por derriba de ello se debía al poder que representaba.
Soltó la puerta al mismo momento que se ubicaba del interior del edificio. Vio como el afuera se iba angostando, mientras una pared marrón iba ocupando su espacio.
Escucho el grito, no podía hacer nada. Tampoco quiso hacer nada; ya había decidido que su elección era permanecer allí, de aquel lado.
Llego corriendo, sin controlar los pasos, el cronometro ni nada. Llego corriendo y grito.
Ya estaba todo resuelto; el tiempo había seguido su curso y esta persona también.
Había tomado la decisión de llegar tarde, de no entrar -aunque todavía no lo sabia-.
Se enojo e insulto. Se quejo y maldijo.
Luego de hacer estas cosas y otras mas, levanto su vista y pudo leer en una placa que estaba en una de las columnas de ese edificio "la elección ya se tomo, ahora uno debe entender porque es que eligió eso".
Lo leyó unas ocho veces, en cada una de las repeticiones iba bajando la ira e iba llegando la aceptación.
A la octava vez entendió por completo que era lo que había pasado.
Comprendió su decisión, su elección, y se dio media vuelta.
Sonrió y se largo a caminar.
Estuvo esperando, allí, al costado de la puerta; sosteniéndola.
Espero como se había acordado entre las dos partes, siendo fiel a su palabra y honor.
Debía de llegar con el fin de entrar. Ya sabia cual era su situación y en base a esta situación eligió.
Parecía una elección sencilla, todos los pasos estaban contados, controlados, chequeados y cronometrados para estar en el lugar indicado al momento indicado.
Quien cuidaba la puerta, ya no estaba cuidándola sino estaba estirando el tiempo para que llegase quien había dicho que iba a llegar.
Este individuo se debía a si mismo, y por derriba de ello se debía al poder que representaba.
Soltó la puerta al mismo momento que se ubicaba del interior del edificio. Vio como el afuera se iba angostando, mientras una pared marrón iba ocupando su espacio.
Escucho el grito, no podía hacer nada. Tampoco quiso hacer nada; ya había decidido que su elección era permanecer allí, de aquel lado.
Llego corriendo, sin controlar los pasos, el cronometro ni nada. Llego corriendo y grito.
Ya estaba todo resuelto; el tiempo había seguido su curso y esta persona también.
Había tomado la decisión de llegar tarde, de no entrar -aunque todavía no lo sabia-.
Se enojo e insulto. Se quejo y maldijo.
Luego de hacer estas cosas y otras mas, levanto su vista y pudo leer en una placa que estaba en una de las columnas de ese edificio "la elección ya se tomo, ahora uno debe entender porque es que eligió eso".
Lo leyó unas ocho veces, en cada una de las repeticiones iba bajando la ira e iba llegando la aceptación.
A la octava vez entendió por completo que era lo que había pasado.
Comprendió su decisión, su elección, y se dio media vuelta.
Sonrió y se largo a caminar.
- Por fecha 21/04/2012 -
Matías Hugo Figliola
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