Me contó una persona igual a mi una historia, y tanto me gusto su historia que este día yo la comparto con los otros, que siguen siendo yo en otros cuerpos.
Y la historia, corta y sencilla comienzo y termina así:
Me encontraba dispuesto a realizar mi viaje, estaba disponible a hacerlo también. Lo primero que hizo fue tener su idea, y lo segundo fue dar el primer paso para iniciar el trayecto; los demás paso llegaría como un continuar del deseo del primer paso.
Ordenó las cosas para su viaje y se relajó. Se subió al micro y se encaminó a su destino.
Entre este iniciar y el culminar de ese viaje quien lo fue a visitar, casi cotidianamente, fue el miedo. Este miedo mecánico que busca las dudas, carencias e inseguridades de uno para, en ellas, hacer mella y quitar esa fuerza creadora que uno tiene.
El viaje comenzó, transcurrió y culminó. Ese viaje paso a ser parte de su experiencia e historia.
Hoy, a vísperas de mi viaje, vino a visitarme aquel miedo y, con él, la repetición de esa situación.
Sin ser yo el mismo que le escucho en ese entonces, pude ver la realidad. Pude ver al miedo aconsejándome y pude verme a mi, despegándome del miedo.
Pude darme cuenta cual es mi deseo y también ver el miedo que tiene el miedo de que yo sea mas yo, y menos el.
Lo escuche y lo denuncie; lo desnude y lo libere. No me pertenece, y esto es declarado en amor pleno.
Hoy estoy en armonía, sereno, a la víspera de mi viaje. Habiendo tenido la visita de mi mismo, de mi yo que fui en ese entonces, que me hizo -hice- acordar de lo mecánico del miedo.
Hoy pude verlo mejor y saltarlo, sin emoción alguna. El miedo fue puente para que yo me una conmigo.
Y hoy comienza otra historia, la cual se escribirá en mi historia. Con las experiencias pasadas, presentes y futuras. Con la pluma del poder ser en el hacer, con la tinta del amor y con las manos de la sabiduría y siendo yo solo quien experiencia esas experiencias.
Aquel que fui me visitó para hacerme recordar lo bello que es el viajar, el respetarse, el escucharse, el amarse, el tomar una decisión sabia y escucharse a uno mismo.
Hoy estoy ubicando las cosas que llevaré a mi viaje en mi mochila. Hoy es el primer día del resto de mi vida, y ese HOY en realidad es la eternidad.
Debo recordar eso, mi hoy es mi ahora; mi ahora es mi eternidad. Eternamente estoy disponible y dispuesto a realizar las cosas que me hagan bien y representen, en favor de todo y de todos, en contra de nada ni de nadie.
Y la historia, corta y sencilla comienzo y termina así:
Me encontraba dispuesto a realizar mi viaje, estaba disponible a hacerlo también. Lo primero que hizo fue tener su idea, y lo segundo fue dar el primer paso para iniciar el trayecto; los demás paso llegaría como un continuar del deseo del primer paso.
Ordenó las cosas para su viaje y se relajó. Se subió al micro y se encaminó a su destino.
Entre este iniciar y el culminar de ese viaje quien lo fue a visitar, casi cotidianamente, fue el miedo. Este miedo mecánico que busca las dudas, carencias e inseguridades de uno para, en ellas, hacer mella y quitar esa fuerza creadora que uno tiene.
El viaje comenzó, transcurrió y culminó. Ese viaje paso a ser parte de su experiencia e historia.
Hoy, a vísperas de mi viaje, vino a visitarme aquel miedo y, con él, la repetición de esa situación.
Sin ser yo el mismo que le escucho en ese entonces, pude ver la realidad. Pude ver al miedo aconsejándome y pude verme a mi, despegándome del miedo.
Pude darme cuenta cual es mi deseo y también ver el miedo que tiene el miedo de que yo sea mas yo, y menos el.
Lo escuche y lo denuncie; lo desnude y lo libere. No me pertenece, y esto es declarado en amor pleno.
Hoy estoy en armonía, sereno, a la víspera de mi viaje. Habiendo tenido la visita de mi mismo, de mi yo que fui en ese entonces, que me hizo -hice- acordar de lo mecánico del miedo.
Hoy pude verlo mejor y saltarlo, sin emoción alguna. El miedo fue puente para que yo me una conmigo.
Y hoy comienza otra historia, la cual se escribirá en mi historia. Con las experiencias pasadas, presentes y futuras. Con la pluma del poder ser en el hacer, con la tinta del amor y con las manos de la sabiduría y siendo yo solo quien experiencia esas experiencias.
Aquel que fui me visitó para hacerme recordar lo bello que es el viajar, el respetarse, el escucharse, el amarse, el tomar una decisión sabia y escucharse a uno mismo.
Hoy estoy ubicando las cosas que llevaré a mi viaje en mi mochila. Hoy es el primer día del resto de mi vida, y ese HOY en realidad es la eternidad.
Debo recordar eso, mi hoy es mi ahora; mi ahora es mi eternidad. Eternamente estoy disponible y dispuesto a realizar las cosas que me hagan bien y representen, en favor de todo y de todos, en contra de nada ni de nadie.
- Por fecha 13/12/2012 -
Matías Hugo Figliola
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