Mi momento esta oscuro. Mi presente esta oscuro. Mi pasado esta oscuro.
Esto determina que mi futuro estará oscuro.
Todo esta oscuro y yo me oscurezco por dentro.
Mi trabajo esta oscuro, lo siento y lo veo así. Es decir que trabajo apagado, sin ganas y sin energías.
Mi casa esta oscura, lo siento y lo veo así. Es decir que habito un lugar apagado, sin ganas y sin energías.
Mis propios pasos están oscuros, tanto el derecho como el izquierdo.
Mis propias manos están oscuras, tanto del derecho como del revés.
Hasta veo el humo del cigarrillo oscuro, ya ni tan ceniza.
Ya ha llegado a afectar a mi cerebro. Veo y concibo todo oscuro, y por ello pienso y hago oscuro también. Apagado, sin ganas y sin energía.
Justo en el mismísimo ante último segundo de ser transformado en una sombra de oscuridad llego un pequeñísimo rayo de luz; acercado dulce y bellamente por una niña de unos 7 años.
Esta niña no dijo nada. Me miro y sonrío.
Luego... Luego tan solo me quito mis gafas y pude ver que lo oscuro era tan solo un impedimento, que la realidad era otra.
Caí de rodillas al suelo, las lagrimas brotaban como la fuente mas bella del mundo.Las lagrimas eran oscuras y mi cuerpo tomo la luz que en realidad tenía.
Bendito ángel aquella niña.
La que quito mis gafas, mi impedimento de poder ver la vida como en realidad es.
Y hoy a mis treinta y tantos años río a carcajadas por aquel bello momento.
La purificación dada por una niña, por la pureza que en ella habita.
Quien diría que ha sido un ángel vestido de niña.
- Por fecha 20/06/2013 -
Matías Hugo Figliola
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