Lloraba la niña. Haciendo berrinches, demandas y gestos de indignación.
Ella quería aquella muñeca y no la tenía en su poder.
Sus padres no le estaban satisfaciendo su deseo, el cual ella no sabia era capricho, por un lado, y probar a los padres, por el otro.
Así fue pasando que sus lagrimas llegaron hasta el piso; pero estas no alimentaron a la tierra. La tierra no se alimenta de caprichos.
Estas lagrimas marcaron el piso con sal, impidiendo crecer nada en aquel lugar.
El pasto se mudo de lugar, los animales esquivaron ese circulo.
Los padres seguían allí, mirando cosas de adultos. Esas cosas que tienen más valor que una muñeca, un oso, un autito o cualquier objeto que sea para un niño.
Los padres habían olvidado que eran padres y se comportaban como solteros; o es que alguna vez se habían acordado que eran padres y luego lo habían olvidado?. Demasiada responsabilidad para hacerse cargo de ella.
Lloraba la niña. Haciendo berrinches, demandas y gestos de indignación.
Ella quería aquella muñeca y no la tenía en su poder.
Al redoblante sonoro de una nalgueada vio que lo que recibía no era una muñeca, sino dolor.
Silencio, la niña ceso su llorar caprichoso y comenzó su llorar justificado.
Y aun asi los padres no la escucharon. Aquellos dos solteros que estaba viendo cosas de grandes, para grandes, entre grandes.
Y siguieron caminando y las lagrimas de la niña fueron marcando el camino bajo ella. Entre lagrimas y lagrimas, agujeros en el pasto.
Había aprendido una interesante lección: "No molestes a los grandes, ellos tienen cosas mas importantes que ti"
Ella quería aquella muñeca y no la tenía en su poder.
Sus padres no le estaban satisfaciendo su deseo, el cual ella no sabia era capricho, por un lado, y probar a los padres, por el otro.
Así fue pasando que sus lagrimas llegaron hasta el piso; pero estas no alimentaron a la tierra. La tierra no se alimenta de caprichos.
Estas lagrimas marcaron el piso con sal, impidiendo crecer nada en aquel lugar.
El pasto se mudo de lugar, los animales esquivaron ese circulo.
Los padres seguían allí, mirando cosas de adultos. Esas cosas que tienen más valor que una muñeca, un oso, un autito o cualquier objeto que sea para un niño.
Los padres habían olvidado que eran padres y se comportaban como solteros; o es que alguna vez se habían acordado que eran padres y luego lo habían olvidado?. Demasiada responsabilidad para hacerse cargo de ella.
Lloraba la niña. Haciendo berrinches, demandas y gestos de indignación.
Ella quería aquella muñeca y no la tenía en su poder.
Al redoblante sonoro de una nalgueada vio que lo que recibía no era una muñeca, sino dolor.
Silencio, la niña ceso su llorar caprichoso y comenzó su llorar justificado.
Y aun asi los padres no la escucharon. Aquellos dos solteros que estaba viendo cosas de grandes, para grandes, entre grandes.
Y siguieron caminando y las lagrimas de la niña fueron marcando el camino bajo ella. Entre lagrimas y lagrimas, agujeros en el pasto.
Había aprendido una interesante lección: "No molestes a los grandes, ellos tienen cosas mas importantes que ti"
- Por fecha 10/06/2013 -
Matías Hugo Figliola
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