Esta lluvia que invita a dormir me mantiene despierto. Esta vez me mantiene despierto; y más aún, me despierta.
Esta lluvia que invita a dormirme me despierta.
Las gotas pequeñas, suaves y por millones caen sobre mi cabeza, y cuando levanto mi cara caen sobre ella como purificación de mi supraconsciente hacia mi inconsciente. Recordándole que todo esta bien, que he sido redimido de todo.
Al caer en mi cara estas gotas, cae en mi cerebros esta idea y con ella cae en mi corazón la paz y el amor.
Ya no importa si estoy mojado, ni cuan mojado estoy. Me encuentro en mi lugar, en este momento, en este presente. Mojado, seco, dormido, despierto, triste, sonriendo. Todo junto porque no existe una cosa sin la otra, porque solos seres necesitados de explicación y no existe una explicación sin su contratarte.
Me siento todo, cielo, agua, tierra, aire, viento. Me siento mar, río, pájaro y horizonte.
Me siento aquí y en todas partes ya que la división existe en mi cabeza y en mi necesidad, inculcada, de que las cosas existen en cuanto las toco o vivo.
Me siento en un banco mojado, para equiparar a mi culo con un cara y que ambos dos estén mojados; y que ambos dos estén sonrientes ya que no hay mejor cosa que un culo contento -para que cuando te digan cara de culo sea un recordatorio de tus posibilidades-.
Y la ropa la sigo usando porque aun sintiéndome todo no me siento un boludo y no pretendo enfermarme por mi estado de gracia y gratitud. Pero ella también esta mojada, como yo y como mi interior que se moja por mi sangre que ahora lleva parte del exterior y lo comulga dentro mio, sin yo ser totalmente lúcido de esto.
Y me despierto, o tan solo me levanto y prosigo mi día. Sabiéndome en este momento, en el aquí y ahora; sabiéndome a mi mismo, con mis dolores, mis penas y tristezas pero también sabiéndome con un amor inmenso que subyuga a lo anterior y lo muta en amor.
Esta lluvia que invita a dormirme me despierta.
Las gotas pequeñas, suaves y por millones caen sobre mi cabeza, y cuando levanto mi cara caen sobre ella como purificación de mi supraconsciente hacia mi inconsciente. Recordándole que todo esta bien, que he sido redimido de todo.
Al caer en mi cara estas gotas, cae en mi cerebros esta idea y con ella cae en mi corazón la paz y el amor.
Ya no importa si estoy mojado, ni cuan mojado estoy. Me encuentro en mi lugar, en este momento, en este presente. Mojado, seco, dormido, despierto, triste, sonriendo. Todo junto porque no existe una cosa sin la otra, porque solos seres necesitados de explicación y no existe una explicación sin su contratarte.
Me siento todo, cielo, agua, tierra, aire, viento. Me siento mar, río, pájaro y horizonte.
Me siento aquí y en todas partes ya que la división existe en mi cabeza y en mi necesidad, inculcada, de que las cosas existen en cuanto las toco o vivo.
Me siento en un banco mojado, para equiparar a mi culo con un cara y que ambos dos estén mojados; y que ambos dos estén sonrientes ya que no hay mejor cosa que un culo contento -para que cuando te digan cara de culo sea un recordatorio de tus posibilidades-.
Y la ropa la sigo usando porque aun sintiéndome todo no me siento un boludo y no pretendo enfermarme por mi estado de gracia y gratitud. Pero ella también esta mojada, como yo y como mi interior que se moja por mi sangre que ahora lleva parte del exterior y lo comulga dentro mio, sin yo ser totalmente lúcido de esto.
Y me despierto, o tan solo me levanto y prosigo mi día. Sabiéndome en este momento, en el aquí y ahora; sabiéndome a mi mismo, con mis dolores, mis penas y tristezas pero también sabiéndome con un amor inmenso que subyuga a lo anterior y lo muta en amor.
- Por fecha 14/08/2013 -
Matías Hugo Figliola
Comentarios