Viendo una situación comprendí que el milagro no esta para ser contemplado. El milagro no esta al por venir y debemos estar atentos a ello.
Eso es mas una especie de neceidad patológica que tenemos. El milagro no existe en el afuera. Esperarlo es abandónico.
El milagro esta aconteciendo. El milagro esta sucediendo a cada instante. El milagro, repito, no esta en el afuera. No es la vida lo que es el milagro.
El milago, por descarte ya sabes, sos vos; soy yo. Somos cada uno de cada uno.
El milagro es nuestra vida, es nuestra posibilidad de crear, de lograr, de sentir, de vivir, de gozar, de hablar, de amar, de reir, de llorar, de respirar, de sentir como el aire expande tus pulmones, de poder ver, mirar, disfrutar con mi vista, mi tacto, mis oidos, mis papilas gustativas, el sentir del viento en mi cara, por sobre mi cabello.
El milagro de la vida esta muy devaluado, para uno, y muy sobrevaluado por nuestro miedo. El miedo es quien nos enseño a ponerlo afuera, así es como te quedas estático. El miedo quiere eso, tenerte estático; en estado de latencia. El miedo es sinónimo de muerte, en este concepto.
El milagro de la vida vale lo que tu vales; el valor que tu tienes es el que tu te das. Es que allí radica la pregunta: ¿Cuánto vales para ti mismo?. ¿Cuál es el valor que tiene de ti mismo?.
Es algo tan obvio y nos perdemos en mirar para todos lados, nos perdemos y agarramos mala guía. Cerramos los ojos y dejamos que el miedo nos lleve. Tapamos nuestros oídos y dejamos que el miedo escuche y responda. Cerramos nuestra boca y dejamos al miedo que coma nuestro alimento y que se nutra de vida, y hable por nosotros.
Permitimos que el miedo viva y nosotros estamos esperando a que "algo" se de. Todo se da a todo momento.
El milagro transita en nuestro interior. Somos 70% agua, un 30% tierra -en todos los estilos- y aire. Y estamos conformados por células, átomos, partículas subatómicas y más alla de eso. Somos la fusión de dos células y llegamos a medir, en promedio, 1 metro 70 centímetros.
Cada célula conoce el lugar que debe representar. Una célula del hígado conoce su lugar, sabe que es hígado y no intenta ser uña.
El milagro somos uno, somos nosotros, soy yo, eres tu.
Allí esta el milagro, ese es el único milagro. Y es bueno más que pensarlo, decirlo. Más que decirlo, sentirlo. Más que sentirlo es saberlo.
Sábete el milagro. Haz sabiendo que no existe nada más que el hacer, que el movimiento y el cambio. Despreocúpate, sanamente, del futuro; de ese lugar al que tu mente te pone en un allá.
Lamento avisarlo asi, sin cursilerías, pero debo decirlo
"Nunca estarás -ni estaré- a la altura de tu -mi- ideal."
Vive, se el milago. Disfrutá mejor, siente mejor, haz mejor, comparte mejor, comunica mejor, vive mejor.
El milagro, Yo. El milagro, tu. Cada uno es el propio milagro. Deja de poner en el afuera. Despierta en tu interior, allí reside la vida.
Gracias.
Eso es mas una especie de neceidad patológica que tenemos. El milagro no existe en el afuera. Esperarlo es abandónico.
El milagro esta aconteciendo. El milagro esta sucediendo a cada instante. El milagro, repito, no esta en el afuera. No es la vida lo que es el milagro.
El milago, por descarte ya sabes, sos vos; soy yo. Somos cada uno de cada uno.
El milagro es nuestra vida, es nuestra posibilidad de crear, de lograr, de sentir, de vivir, de gozar, de hablar, de amar, de reir, de llorar, de respirar, de sentir como el aire expande tus pulmones, de poder ver, mirar, disfrutar con mi vista, mi tacto, mis oidos, mis papilas gustativas, el sentir del viento en mi cara, por sobre mi cabello.
El milagro de la vida esta muy devaluado, para uno, y muy sobrevaluado por nuestro miedo. El miedo es quien nos enseño a ponerlo afuera, así es como te quedas estático. El miedo quiere eso, tenerte estático; en estado de latencia. El miedo es sinónimo de muerte, en este concepto.
El milagro de la vida vale lo que tu vales; el valor que tu tienes es el que tu te das. Es que allí radica la pregunta: ¿Cuánto vales para ti mismo?. ¿Cuál es el valor que tiene de ti mismo?.
Es algo tan obvio y nos perdemos en mirar para todos lados, nos perdemos y agarramos mala guía. Cerramos los ojos y dejamos que el miedo nos lleve. Tapamos nuestros oídos y dejamos que el miedo escuche y responda. Cerramos nuestra boca y dejamos al miedo que coma nuestro alimento y que se nutra de vida, y hable por nosotros.
Permitimos que el miedo viva y nosotros estamos esperando a que "algo" se de. Todo se da a todo momento.
El milagro transita en nuestro interior. Somos 70% agua, un 30% tierra -en todos los estilos- y aire. Y estamos conformados por células, átomos, partículas subatómicas y más alla de eso. Somos la fusión de dos células y llegamos a medir, en promedio, 1 metro 70 centímetros.
Cada célula conoce el lugar que debe representar. Una célula del hígado conoce su lugar, sabe que es hígado y no intenta ser uña.
El milagro somos uno, somos nosotros, soy yo, eres tu.
Allí esta el milagro, ese es el único milagro. Y es bueno más que pensarlo, decirlo. Más que decirlo, sentirlo. Más que sentirlo es saberlo.
Sábete el milagro. Haz sabiendo que no existe nada más que el hacer, que el movimiento y el cambio. Despreocúpate, sanamente, del futuro; de ese lugar al que tu mente te pone en un allá.
Lamento avisarlo asi, sin cursilerías, pero debo decirlo
"Nunca estarás -ni estaré- a la altura de tu -mi- ideal."
Vive, se el milago. Disfrutá mejor, siente mejor, haz mejor, comparte mejor, comunica mejor, vive mejor.
El milagro, Yo. El milagro, tu. Cada uno es el propio milagro. Deja de poner en el afuera. Despierta en tu interior, allí reside la vida.
Gracias.
- Por fecha 13/09/0213 -
Matías Hugo Figliola
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