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La leyenda del mago de luz

tal era el fervor de su devoción que había caminado miles de kilometros. No había detenido su marcha más que para dormir, cuando el cuerpo le demostraba que ya no podía continuar, y para comer. Para el comer paraba más por su vocación hacia el alimento que por su necesidad física de alimentación.

Hubo pasado varios paises, muchas más ciudades que varias y muchísimos más pueblos que la cantidad de ciudades.

Su idea lo llevaba firme hacia allí. Su propia voluntad le permitía seguir, aun sin un idioma que le facilitara la comunicación ni teniendo un mapa detallado de su ruta.

Sabía que su dirección era este, este en cuanto a la brújula que llevaba en su bolsillo. Una brújula que poco aparentaba serlo y que tenía mas dotes de artefacto latoso y barato; es decir que parecía mas algo para mostrar que para usar.

Aun así era lo que había podido comprar y era lo que podía usar. Y así lo hacía.

Se sentía tranquilo al ver que el sol se ponía a sus espaldas, era buen augurio. Significaba que estaba yendo hacia el este, que continuaba dirigiendose hacia su lugar.

Las noches las pasaba andando, el cuerpo le habia dicho que era mejor dormir al mediodia y recargarse con calor, que intentar descansar y solo luchar contra el frio que se apoderaba del cuerpo con un abrazo asficciante.

Siguió y siguió. Sabía que el iba a saber cuando llegaría el momento de detenerse. El se detendría en el lugar correcto, el llegaría al lugar correcto.

Para la gente que lo había visto pasar era tan solo una persona, o muy parecida a ellos o muy diferente a ellos, en cuanto a lo estétitco y al modo de vestirse. En cuanto a quien era, que quería, que sentía, que buscaba, porque lo buscaba y otras preguntas personales nadie tenía ninguna idea, ni siquiera una remota idea.

Siguió su andar y paso uno de las últimas aldeas de aquellas tierras inhospitas; en las cuales solamente los nómades se sabían mover.
Distanciado lo suficientemente ya de esta última imagen, tanto en distancia física como en concepto de idea, se detuvo.

Abrió sus palmas, extendió sus brazos, elevó su cabeza y solto un suave susurro. Unas lágrimas le visitaron y le purificaron desde su interior. Es que no hay otra purificación que la interna; una purificación dada por un impuro es meramente una escusa de libertad.

Sintió su pecho hincharse. Sintió su cuerpo expandirse. Sintió sus pies despegarse de aquel piso, tan dolido como él. Sus lágrimas continuaron con su purificación.
A cada gota, más lleno, más abarcativo, más liviano. Con cada gota iba llevando a cabo su ritual.

Tan solo quedo una gota en el piso, como símbolo de aquel momento. En aquel lugar existe un pequeño eden, de arboles, frutos, animales y pasto.

La gota se encuentra en el centro de este eden, y cuenta la leyenda que aquel lugar es conocido como el lugar del "mago de luz".
Que pudo evolucionar a tal punto que se transformó en un dios -su propio dios- y creo, de si mismo, lo que el llevaba dentro de sí.

Esta historia se la ha contado los nomades mongoles a sus hijos, y estos hijos a sus hijos. El lugar existe y hacía allí se dirigen las caravanas cuando cambios significativos estan al llegar.

Se dice que en aquel lugar uno encuentra lo que anda buscando; y nada de lo que encuentra es material, ya que nada de lo que anda buscando ningun hombre es realmente algo paterial.

El lugar permanece inexistente para los demás, los nómadas solamente saben el lugar exacto en el que se encuentra. Pero este último dato no quita, ni un gramo, la valía de esta historia, ni la verdad de lo que reside allí.

- Por fecha 11/09/2013 - 

 Matías Hugo Figliola

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