En la luz de uno, debe estar el deseo de iluminarse a uno mismo.
En la luz de uno, que busque iluminar, esta poniendo toda su luz en el afuera y en su interior se queda en oscuridad.
La diferencia es crucial para quien desea seguir su senda y para quien, por diversas cuestiones, pierde su senda y termina caminando un camino que piensa propio y es ajeno.
He comprendido, y sigo viéndome comprender, que el cambio radica en uno. Que todo comienza y termina en uno. Que todo lo que esta fuera de nuestra acción ya no nos "pertenece.
Quien quiere prolongar la acción interna más allá de su alcance interno cae en la trampilla del ego, de la necedad y de la ofuscación.
Las acciones deben crearse en nosotros y soltarse en nosotros; que al llegar a la transición entre el interior y exterior pasen de forma natural, cumpliendo su ciclo natural.
Quien desee retener el sentido de su hacer en el afuera esta reteniendo a todo y he comprendido que un ser humano, por más fuerte y más poder y más dominio y control que tenga no puede contra el universo, ni llega a ser como un grano de arena para la totalidad.
Cuando uno se apega del afuera, termina destruyendo el interior. Cuando uno se aferra a las acciones, uno termina deshabitando su propio espacio.
Soltar y observar. Ser partícipe de la naturaleza y multiplicar por el hecho de hacer; y hacer no es forzar, es crear y soltar. Es su ciclo natural.
Somos naturaleza antes que humanos. Somos naturaleza antes que poder, dominio, destrucción, abuso, control, dinero, ego, orgullo, envidia, recelo, remordimiento, rencor y tantas otras cuestiones. Antes que todo eso somos naturaleza.
Dejar de resistir y asistir. Resistir a la vida, a la realidad. Asistirse a uno mismo y allí se asiste al universo y a la realidad.
Siente tu corazón latir, el por cada bombeo de sangre dice las palabras santas que hemos olvidado.
"Estoy aquí. Estoy vivo. Mira como fluyo en ti y tu en el todo. No hay nada dividido, somos todo uno. No hay pertenencia pues yo no te pertenezco ni tu me perteneces, ambos dos somos una unión en participación amorosa."
Estas ideas han surgido hoy de mi y han sido escritas. Hasta aquí ha llegado mi hacer, ahora es momento de soltar; y es momento de seguir haciendo, desde mi por mi y para mi en mi; que los brillos externos no desorienten a mi luz interna y que esta me ilumine para encontrar mis carencias y darles amor y libertad.
En la luz de uno, que busque iluminar, esta poniendo toda su luz en el afuera y en su interior se queda en oscuridad.
La diferencia es crucial para quien desea seguir su senda y para quien, por diversas cuestiones, pierde su senda y termina caminando un camino que piensa propio y es ajeno.
He comprendido, y sigo viéndome comprender, que el cambio radica en uno. Que todo comienza y termina en uno. Que todo lo que esta fuera de nuestra acción ya no nos "pertenece.
Quien quiere prolongar la acción interna más allá de su alcance interno cae en la trampilla del ego, de la necedad y de la ofuscación.
Las acciones deben crearse en nosotros y soltarse en nosotros; que al llegar a la transición entre el interior y exterior pasen de forma natural, cumpliendo su ciclo natural.
Quien desee retener el sentido de su hacer en el afuera esta reteniendo a todo y he comprendido que un ser humano, por más fuerte y más poder y más dominio y control que tenga no puede contra el universo, ni llega a ser como un grano de arena para la totalidad.
Cuando uno se apega del afuera, termina destruyendo el interior. Cuando uno se aferra a las acciones, uno termina deshabitando su propio espacio.
Soltar y observar. Ser partícipe de la naturaleza y multiplicar por el hecho de hacer; y hacer no es forzar, es crear y soltar. Es su ciclo natural.
Somos naturaleza antes que humanos. Somos naturaleza antes que poder, dominio, destrucción, abuso, control, dinero, ego, orgullo, envidia, recelo, remordimiento, rencor y tantas otras cuestiones. Antes que todo eso somos naturaleza.
Dejar de resistir y asistir. Resistir a la vida, a la realidad. Asistirse a uno mismo y allí se asiste al universo y a la realidad.
Siente tu corazón latir, el por cada bombeo de sangre dice las palabras santas que hemos olvidado.
"Estoy aquí. Estoy vivo. Mira como fluyo en ti y tu en el todo. No hay nada dividido, somos todo uno. No hay pertenencia pues yo no te pertenezco ni tu me perteneces, ambos dos somos una unión en participación amorosa."
Estas ideas han surgido hoy de mi y han sido escritas. Hasta aquí ha llegado mi hacer, ahora es momento de soltar; y es momento de seguir haciendo, desde mi por mi y para mi en mi; que los brillos externos no desorienten a mi luz interna y que esta me ilumine para encontrar mis carencias y darles amor y libertad.
- Por fecha 08/11/2013 -
Matías Hugo Figliola
Comentarios