En un tiempo cercano, tres semanas casi, estoy arrancando a un nuevo viaje.
Antes un viaje representaba un irme de "..." (llenar con varias cosas, cada cual a sus bloqueos). Era un alejarme, distanciarme y poder darme un aire y poder vivir a mi sentir, a mi modo y en mis decisiones y elecciones.
Antes viajar era ser libre, era liberarme de las trabas o bloqueos que en mi tengo; era como si la distancia me desapegara de algo que en "la vida cotidiana" existía y me consumía.
En el cambio de vida que elegí sentir las cosas se acomodaron, antes estaban tan solo apiladas entre si. Ahora se acomodaron, se asentaron prolijamente y hay una armonía en mi, respecto de la elección que tomé, la cual todavía no dije.
El cambio, la decisión, fue la de vivir mi vida como si estuviese en viaje. Permitirme todo, sentir todo, vivir todo, ver todo, mirar todo. El hecho de vivir mi vida como si estuviese viajando me permite disfrutar todo día como único y admirable.
Le da una posibilidad de disfrute en el día, uno habita -yo habito- ese lugar de placer y libertad y es libre y siente amor.
Vivir como si estuviese de viaje. Y mi vida dejo de ser un penar y dolor. Y mi vida pasó a ser entusiasmo, asombro y nuevas experiencias a cada segundo.
Oxigenar mi corazón con amor en vez de dolor, miedo, inseguridad, desconfianza... Darle oxigeno a mi corazón es darle vida, amor, consciencia; es darle luz.
Es como he elegido ver y vivir mi vida, al menos hasta ahora. Vivir con el concepto, vibrando dentro mio, de estar en viaje.
Darme aire y aceptar que en el viaje el momento presente es el que cuenta; si uno se pone a programar a futuro se pierde el presente y no esta gozando el viaje, esta planeando el viaje y ese lugar no se siente, se piensa. Y si las cosas se piensan uno vive una idea y no la vida.
Antes un viaje representaba un irme de "..." (llenar con varias cosas, cada cual a sus bloqueos). Era un alejarme, distanciarme y poder darme un aire y poder vivir a mi sentir, a mi modo y en mis decisiones y elecciones.
Antes viajar era ser libre, era liberarme de las trabas o bloqueos que en mi tengo; era como si la distancia me desapegara de algo que en "la vida cotidiana" existía y me consumía.
En el cambio de vida que elegí sentir las cosas se acomodaron, antes estaban tan solo apiladas entre si. Ahora se acomodaron, se asentaron prolijamente y hay una armonía en mi, respecto de la elección que tomé, la cual todavía no dije.
El cambio, la decisión, fue la de vivir mi vida como si estuviese en viaje. Permitirme todo, sentir todo, vivir todo, ver todo, mirar todo. El hecho de vivir mi vida como si estuviese viajando me permite disfrutar todo día como único y admirable.
Le da una posibilidad de disfrute en el día, uno habita -yo habito- ese lugar de placer y libertad y es libre y siente amor.
Vivir como si estuviese de viaje. Y mi vida dejo de ser un penar y dolor. Y mi vida pasó a ser entusiasmo, asombro y nuevas experiencias a cada segundo.
Oxigenar mi corazón con amor en vez de dolor, miedo, inseguridad, desconfianza... Darle oxigeno a mi corazón es darle vida, amor, consciencia; es darle luz.
Es como he elegido ver y vivir mi vida, al menos hasta ahora. Vivir con el concepto, vibrando dentro mio, de estar en viaje.
Darme aire y aceptar que en el viaje el momento presente es el que cuenta; si uno se pone a programar a futuro se pierde el presente y no esta gozando el viaje, esta planeando el viaje y ese lugar no se siente, se piensa. Y si las cosas se piensan uno vive una idea y no la vida.
- Por fecha 24/11/2013 -
Matías Hugo Figliola
Comentarios