Las cargas de hoy pueden ser las cosas que elegimos de antes. Las trabas de hoy pueden haber sido las facilidades de un tiempo pasado.
Lo que pudo darnos felicidad, hacernos vibrar de amor y hacernos sentir plenos puede haber quedado, ido quedando desgarrado por situaciones, decisiones y acciones, desparramado por varios pasados.
Las cosas que nos aquejaron también pueden haber quedado en un pasado. Las trabas que nos detenían y por las cuales elegíamos detenernos pueden haber quedado obsoletas al evolucionar y al aprender y comprender.
Los dolores pueden haber quedado como recuerdos de experiencias. Las penas y las lágrimas también.
Todo lo que ha pasado, ha pasado. El aferrarse a esas situaciones, ideas y sentimientos es tan solo la desesperación de quien se aferra fuertemente al salvavidas sin extender sus pies y sentir el fondo cerca de sus pies.
Es un deber personal el hacer lo pertinente para aprender, para vivir, para realizar todo lo posible y saberse conforme con el propio hacer y luego de ello tan solo soltar.
Los miedos no siguen representándonos si es que no los seguimos alimentando.
Tener, encarnar, el coraje y hacer. Que es lo peor posible, que no salga. Y si no sale no es lo peor posible, es tan solo un resultado temporal del cual se debe aprender y re definir el deseo en la acción.
No mueres cuando algo se termina o cuando algo no sale como se esperaba. El ego padece por su egoísmo de ser el mejor y por su capricho de querer tener lo que el quiere tener.
Tu, como ser humano, no mueres.
Permítete vivir el sentimiento de dolor, haz el duelo y luego prosigue habiendo vivido la experiencia; la cual te va a haber nutrido para tu próximo paso.
Es que nosotros caminamos mirando para atrás y pretendemos elegir bien nuestro presente. Pretendemos elegir las consecuencias que deseamos tener mirando en las elecciones que hicimos. Siempre elegimos en base a consecuencias, a veces son acordes a lo que elegimos y tantas otras son diversas -es que no podemos controlar a todo el universo, tan solo podemos participar-.
Mirando hacia atrás se nos dificulta el mirar lo que esta comenzando a ser el presente y tan solo vemos lo que dejo de ser presente; vemos lo que se fue o perdimos y no vemos lo que esta por llegar.
Damos la espalda, la nuca a la vida y miramos la perdida, sentimos la perdida, vivimos la perdida.
Es tan solo un acto de 180° grados. Gira tu cuerpo y esta presente y mirando hacia tu deseo de vida. Lo que ha pasado, puedes recordarlo; pero ya no se puede encarnar ni volver a vivir tangíblemente.
El aferrarse es el grito más desesperado del ego. El soltar es la consciencia natural del ser humano.
El ciclo de la vida existe en todas las cosas, nada es inmutable a este ciclo; no pretendas estar fuera porque, aun con el poder, el control y la dominación, seguimos siendo naturaleza -aunque muchos lo nieguen o no deseen verlo-.
Pues, entonces, habitar el presente. Soltar lo que ya paso, soltarlo dentro nuestro.
Una bella rosa, retenida en un frasco de agua luego de tan solo una semana no es más que un tronco medio verde y podrido.
Mira a tu presente, mira y vibra. Siente y elije. Toma las decisiones que representen las consecuencias que desees tomar y luego suéltalas -porque sino te frustraras porque las cosas no salen como TU pretendías-.
Elegir y soltar es un acto natural y consciente. Se naturaleza, todo tu cuerpo lo es. Unos pocos gramos, tu cerebro -condicionado por tus ideas y de otros-, de tu cuerpo se creen por fuera de lo natural, de la naturaleza.
Y así sucede que en vez de amar, negamos, mentimos, traicionamos, codiciamos. En vez de vivir nos aferramos a ser jóvenes y no aceptamos la vida y la experiencia del cambio que en ella existe, diariamente, segundo a segundo.
Lo que pudo darnos felicidad, hacernos vibrar de amor y hacernos sentir plenos puede haber quedado, ido quedando desgarrado por situaciones, decisiones y acciones, desparramado por varios pasados.
Las cosas que nos aquejaron también pueden haber quedado en un pasado. Las trabas que nos detenían y por las cuales elegíamos detenernos pueden haber quedado obsoletas al evolucionar y al aprender y comprender.
Los dolores pueden haber quedado como recuerdos de experiencias. Las penas y las lágrimas también.
Todo lo que ha pasado, ha pasado. El aferrarse a esas situaciones, ideas y sentimientos es tan solo la desesperación de quien se aferra fuertemente al salvavidas sin extender sus pies y sentir el fondo cerca de sus pies.
Es un deber personal el hacer lo pertinente para aprender, para vivir, para realizar todo lo posible y saberse conforme con el propio hacer y luego de ello tan solo soltar.
Los miedos no siguen representándonos si es que no los seguimos alimentando.
Tener, encarnar, el coraje y hacer. Que es lo peor posible, que no salga. Y si no sale no es lo peor posible, es tan solo un resultado temporal del cual se debe aprender y re definir el deseo en la acción.
No mueres cuando algo se termina o cuando algo no sale como se esperaba. El ego padece por su egoísmo de ser el mejor y por su capricho de querer tener lo que el quiere tener.
Tu, como ser humano, no mueres.
Permítete vivir el sentimiento de dolor, haz el duelo y luego prosigue habiendo vivido la experiencia; la cual te va a haber nutrido para tu próximo paso.
Es que nosotros caminamos mirando para atrás y pretendemos elegir bien nuestro presente. Pretendemos elegir las consecuencias que deseamos tener mirando en las elecciones que hicimos. Siempre elegimos en base a consecuencias, a veces son acordes a lo que elegimos y tantas otras son diversas -es que no podemos controlar a todo el universo, tan solo podemos participar-.
Mirando hacia atrás se nos dificulta el mirar lo que esta comenzando a ser el presente y tan solo vemos lo que dejo de ser presente; vemos lo que se fue o perdimos y no vemos lo que esta por llegar.
Damos la espalda, la nuca a la vida y miramos la perdida, sentimos la perdida, vivimos la perdida.
Es tan solo un acto de 180° grados. Gira tu cuerpo y esta presente y mirando hacia tu deseo de vida. Lo que ha pasado, puedes recordarlo; pero ya no se puede encarnar ni volver a vivir tangíblemente.
El aferrarse es el grito más desesperado del ego. El soltar es la consciencia natural del ser humano.
El ciclo de la vida existe en todas las cosas, nada es inmutable a este ciclo; no pretendas estar fuera porque, aun con el poder, el control y la dominación, seguimos siendo naturaleza -aunque muchos lo nieguen o no deseen verlo-.
Pues, entonces, habitar el presente. Soltar lo que ya paso, soltarlo dentro nuestro.
Una bella rosa, retenida en un frasco de agua luego de tan solo una semana no es más que un tronco medio verde y podrido.
Mira a tu presente, mira y vibra. Siente y elije. Toma las decisiones que representen las consecuencias que desees tomar y luego suéltalas -porque sino te frustraras porque las cosas no salen como TU pretendías-.
Elegir y soltar es un acto natural y consciente. Se naturaleza, todo tu cuerpo lo es. Unos pocos gramos, tu cerebro -condicionado por tus ideas y de otros-, de tu cuerpo se creen por fuera de lo natural, de la naturaleza.
Y así sucede que en vez de amar, negamos, mentimos, traicionamos, codiciamos. En vez de vivir nos aferramos a ser jóvenes y no aceptamos la vida y la experiencia del cambio que en ella existe, diariamente, segundo a segundo.
- Por fecha 06/11/2013 -
Matías Hugo Figliola
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