No todas las historias terminan felices; no todas las historias son lindas, con sonrisas y abrazos.
No todos los finales son épicos ni serán recordados eternamente. No en todos los finales las cosas se arreglan justo a último momento, antes del último momento final.
No todo termina con rosas, besos y luz. No todo termina como lo deseamos que termine.
Si puedo decir, y todos pueden, que las cosas terminan. Todo tiene su ciclo y sus tiempos de transcurrir.
Caernos en la somnolencia del imaginar, del soñar, del divagar en imágenes que nuestro ego y miedo proyectan solo logra que nos durmamos al momento que estamos viviendo; este es el único lugar que se puede estar vivo y despierto.
En el pasado se estuvo vivo, en el futuro se estará vivo -o no, en algún momento- pero aquí es en el único momento, eterno, que uno ESTA vivo.
Me han dicho de gozar el camino y no el destino. Me han contado que el destino esta implícito en el camino. Me han mostrado por palabras y hechos que el llegar a un lugar significa que una ilusión, que si llegas quiere decir que te has perdido del camino real.
Es por ello que el camino no es ni destino ni un modo de llegar al destino. El camino es, sencillamente, la senda particular de cada uno para ser vivida con amor y entusiasmo. Abierto a posibilidades, probabilidades, sucesos inesperados y esperados. Dispuesto a todo y permitiéndose elegir a cada instante lo que uno desea realmente.
A veces elegimos por un otro o por la imagen que se debe mantener. Esto tan solo es un truco del ego y del miedo para aislarnos de nosotros.
Permítete decir no cuando lo deseas, permítete decir "si" cuando lo deseas. Permítete cambiar de opinión, de idea y de modo de vida si comprendes que estabas haciendo, diciendo, viviendo algo que no era lo que te representa.
Permitirse es un gesto amoroso con uno mismo, donde lo mundano es invisible y uno elije desde el propio amor, sin importar del "que dirán" manipulador que nos ha hecho hacer tantas cosas que no queríamos, mientras poníamos una sonrisa mentirosa.
Permitirse vivir el camino, la propia senda, como realmente lo desees. Escucha a tu corazón, el sabe el ritmo de tu andar y por donde hacerlo.
Permítete vivir tu vida, sin trabas ni manipulaciones -propias y ajenas-.
Tan solo permítete; y luego observa como te sientes al respecto.
- Por fecha 08/12/2013 -
Matías Hugo Figliola
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