Y la sonrisa no se le borró de su cara.
Esta no es una historia larga ni intensa; en ella pasan cosas comunes y no hay victorias asombrosas; y aún así su sonrisa seguía en su rosto.
No logró un premio de ciencias. No logró ser el abanderado de su colegio.
No logró ser el mas respetado jefe de todo el distrito; ni tampoco logró ser el mas acaudalado de todos los trabajadores del mundo.
No tuvo proezas que serán recordadas por varias generaciones ni descubrimientos que cambiaron, ni cambiarán, al mundo.
No construyo puentes que unieron ciudades aisladas; ni edificios más altos que las nubes.
No supo escribir novelas grandiosas ni componer mejor música que Mozart.
El no fue el logro de la genética de toda su generación.
El no fue el mejor padre siquiera.
El no fue tampoco el mejor hijo ni el mejor amigo.
El no fue nada deslumbrante; eso queda por sentado y declarado en todo lo dicho aquí.
El aún tenía la sonrisa en su cara. La sonrisa dibujaba el amor, el placer, la paz y el gozo que había en su vida.
El fue un padre común, con errores y aciertos; el fue un padre que amo a sus hijos y se comunicó con ellos.
El fue un hijo común, con errores y aciertos, el fue un hijo que se vinculó desde un nuevo lugar con sus padres y los acompañó hasta su fin.
El fue un hombre que trabajó; no para la riqueza monetaria sino para el placer y el disfrute de utilizar su dinero para compartir con la gente que amaba.
El fue un amigo que no siempre hizo lo correcto; es que no siempre lo correcto en la amistad es lo realmente correcto, y el no iba a traicionar ni a el ni a su amigo por una obligación traicionera. Y así fue como sus amigos comprendieron su hacer y aceptaron que hubiera hecho lo correcto.
El no construyo edificios ni nada; el creo un lugar de amor, de respeto y de libertad. Y este lugar fue tomando dimensiones inexplicables y el nunca se hizo dueño de tal lugar. El tan solo compartió su concepto de vida y lo multiplico en las personas que el amó.
Y su sonrisa sigue en su cara, sigue denotando su placer, su logro y la paz y libertad que habita en él. Aun en este momento que esta por morir.
No es tan viejo como hubiera deseado, no es tan sabio como le hubiera gustado. No verá a sus bisnietos ni será el abuelo más viejo de todos los abuelos.
El esta transitando sus últimos segundos en esta vida y aun así su sonrisa ilumina toda la habitación.
La familia esta rodeándolo, con respeto y con admiración; con placer y con gozo.
Y antes de partir, su frase final fue: "Que mi sonrisa se multiplique en sus caras; que mi placer sea suyo ahora. Que lleven este, mi mejor parte de mi en ustedes y la compartan con todos por toda su existencia."
Y su último suspiro sonó más a un "los amo" que a un "adiós.
- Por fecha 15/12/2014 -
Matías Hugo Figliola
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