El resentimiento. El rencor. La resignación.
Todos actos repetitivos de un pasado, llevándolos y anclándolos en el presente. Este presente que no esta signado por lo que paso.
El pasado no determina tu presente; uno mismo determina el presente.
Conozco a gente que esta con graves complicaciones, serios estados de salud y con muchísimas facilidades y cada uno determina como estar, como vivir y como sentir, y sentirse, en su presente.
El resentimiento es volver a sentir, por un acto de ciclo infintio, lo que sentimos en un pasado. Solemos adjuntar el resentimiento con algo negativo pero el resentimiento es una palabra libre, sin carga negativa ni positiva. Es volver a sentir lo que sentimos.
El rencor es ir alimentando a ese sentimiento negativo y situación negativa que vivimos para que crezca y sea el peor monstruo. El problema aquí es que este monstruo esta dentro nuestro; y este monstruo esta comiendo de nosotros y a nosotros. Nunca va a ser suficiente el dolor que le causemos al otro, en venganza, porque el monstruo se sigue alimentando y ya tiene vida propia; ya no se lo puede frenar si uno no esta consciente de él.
La resignación es el resignar algo. El resignar es el darle el poder a alguien, que obviamente no es uno. Nunca nos hemos planteado esto, la resignación es la acción de signar nuevamente a quien darle el control/poder. Nunca nos lo hemos dado a nosotros, siempre lo hemos puesto en un agente externo; porque así nos han enseñado.
Es decir que las cosas están libres de cargas, las cosas son por lo que son en si mismas.
Resentimiento. Resignación. Luego el rencor, aquel monstruo que todo lo come y que en todo nos come, se debilita y desaparece y aparece la aceptación.
La aceptación de lo que sucedió. Pensamos que el otro hace las cosas en nuestra contra, siempre. Esto es algo inculcado, y no aceptamos el error ni el perdón. Aceptar no es olvidar ni correrse de uno, aceptar significa entender lo que sucedió, vincularlo con las emociones que uno tiene dentro y que naturalemente llegue a un estado de paz; y sucede realmente esto cuando no existe el rencor, ese monstruo.
Resignificar, no las palabras sino los valores que les ponemos a las palabras. Resignificar, no las palabras sino las cargas que vinculamos a las palabras.
Resignificar, no las palabras sino como nos vinculamos con ellas ya que el mayor porcentaje de comunicación con un otro es mediante estas.
Darle libertad a lo que uno acarrea desde un pasado que ya no es. Darle libertad a los sentimientos puros y bellos que uno siente en el ahora, permitirse sentir y mostrar felicidad, placer, amor y también dolor.
No es débil quien llora, sino quien debe ocultar. Quien llora esta haciendo un acto de gran valentía, coraje y amor.
- Por fecha 03/01/2014 -
Matías Hugo Figliola
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