Ha llegado a su casa. La llave se posa sobre la ranura y entra sobre ella, tal como hizo hace varias largas horas atrás. Esta vez es para ingresar a su hogar.
Entra y se quita su abrigo, se quita sus zapatos y su sombrero. Ya sin la carga extra se acerca y saluda a su mujer.
Un beso tierno y suave es dado por el y ella lo recibe y acepta, no le parece raro que él sea así ya que siempre la ha tenido enamorada aquellas acciones y actitudes de su pareja.
"¿Como esta yendo tu lunes?" le pregunta él; a lo que ella responde "Recién, hace media hora, acabo de poner un pie en casa y todavía no pude tomarme una taza de té.", y luego agrega "¿Y el tuyo?".
El responde con una soltura y liviandad tan natural en él que a ella le llega como una briza de amor. "Muy bien. Disfrutando el lunes" y cierra su respuesta con una sonrisa amplia de dientes brillosos.
Unos segundos después de aquella briza de amor ella recapitula y llega a procesar lo que dijo. Allí le pregunta entre intrigada e indignada "¿Como se disfruta un lunes?".
Una carcajada es la primer respuesta, que es acompañada con una mirada tierna y dulce y una suave caricia entrelazando sus dedos con el pelo de su amada.
Luego responde "Un lunes se disfruta sonriendo. Sabiéndome feliz. Un lunes se disfruta haciendo cosas que me representen. Haciéndome vivir las experiencias como yo quiero vivir mi vida y no permitiendo a las experiencias que digan como vivirme."
"Un lunes se disfruta sabiendo que es lunes y dándole el lugar que un lunes tiene en mi."
Luego, un silencio y una pausa. Él sabe que debe dar ese espacio para que ella procese ese agua fria que le dio con tanto amor; para luego proseguir.
"Yo veo un lunes como cualquier día, lleno de posibilidades..." y con un beso en la frente sello el ritual de purificación que estaba haciendo. Luego agregó mirando a la mujer que había elegido como su pareja y le dijo: "Y elijo lo que me hace bien, feliz y me hace vibrar amor."
Una sonrisa, dos lagrimas y tres besos fueron el firme deseo y la amorosa convicción de que ella deseaba transitar también aquel camino.
Entra y se quita su abrigo, se quita sus zapatos y su sombrero. Ya sin la carga extra se acerca y saluda a su mujer.
Un beso tierno y suave es dado por el y ella lo recibe y acepta, no le parece raro que él sea así ya que siempre la ha tenido enamorada aquellas acciones y actitudes de su pareja.
"¿Como esta yendo tu lunes?" le pregunta él; a lo que ella responde "Recién, hace media hora, acabo de poner un pie en casa y todavía no pude tomarme una taza de té.", y luego agrega "¿Y el tuyo?".
El responde con una soltura y liviandad tan natural en él que a ella le llega como una briza de amor. "Muy bien. Disfrutando el lunes" y cierra su respuesta con una sonrisa amplia de dientes brillosos.
Unos segundos después de aquella briza de amor ella recapitula y llega a procesar lo que dijo. Allí le pregunta entre intrigada e indignada "¿Como se disfruta un lunes?".
Una carcajada es la primer respuesta, que es acompañada con una mirada tierna y dulce y una suave caricia entrelazando sus dedos con el pelo de su amada.
Luego responde "Un lunes se disfruta sonriendo. Sabiéndome feliz. Un lunes se disfruta haciendo cosas que me representen. Haciéndome vivir las experiencias como yo quiero vivir mi vida y no permitiendo a las experiencias que digan como vivirme."
"Un lunes se disfruta sabiendo que es lunes y dándole el lugar que un lunes tiene en mi."
Luego, un silencio y una pausa. Él sabe que debe dar ese espacio para que ella procese ese agua fria que le dio con tanto amor; para luego proseguir.
"Yo veo un lunes como cualquier día, lleno de posibilidades..." y con un beso en la frente sello el ritual de purificación que estaba haciendo. Luego agregó mirando a la mujer que había elegido como su pareja y le dijo: "Y elijo lo que me hace bien, feliz y me hace vibrar amor."
Una sonrisa, dos lagrimas y tres besos fueron el firme deseo y la amorosa convicción de que ella deseaba transitar también aquel camino.
- Por fecha 28/02/2014 -
Matías Hugo Figliola
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