Rencor. Resentimiento. Represión. Remordimiento.
Resignificar.
Porque estamos acostumbrados a volver a sentir lo malo; porque estamos acostumbrados a volver a vivir lo que fue desagradable, doloroso y traumático -en diversos grados-. Porque fuimos educados, adiestrados y entrenados a ello.
No es nuestra culpa, es nuestra responsabilidad para vivir nuestra vida.
Se debe resignificar los valores, se deben revalorizar las cosas por el propio valor que tienen y no por nuestra carencia. Debemos, no como obligación moral sino como deseo natural para vivir mejor, estar mejor y amar.
El dinero ya no lo es todo, y esto esta siendo un problema. El ser humano ya no se sacia con el dinero, y el poder está apuntando para otros lugares.
El poder esta yendose hacia la imposición despiadada y al dominio sobre un otro. Está yendose hacia la manipulación y alienación total del ser humano.
Las banderas utilizadas pueden ondear fuerte o suavemente. Todas llevan diversos carteles e insignias. Lo que si es claro es que buscan división y enfrentamientos.
Es un momento en el que hay que despertar del letargo de lo que era, de lo que fue; dejar de repetir ese pasado en ese futuro y habitar el presente.
Realmente no existen opciones: Habitar el presente. Valorar lo que uno siente. Amarse por sobre todas las cosas. Comprender al propio amor. Impartir desde este lugar, del propio amor.
Hacer cualquiera acciones desde este propio amor y en estas acciones multiplicar la consciencia del amor, del amar y del propio amor (que no tiene relación ninguna con la egolatría).
Y digo que no existe opción porque estar ausente en la vida no es opción alguna; porque el estar añorando, queriendo poseer, manipulando, dominando, sometiendo, siendo sometido, negando, tapando carencias con velos manchados de sangre, dolor y lagrimas no es una opción. Y digo estas opciones como tantas otras más que hay y que suceden a diario, en los hechos más cotidianos.
En los hechos cotidianos existe el cambio real.
Es nuestro deber el estar despiertos en nuestra vida. Es nuestro deber el tomar decisiones conscientes.
Madurar y salir del lugar de confort. Ese lugar que fue creado para mantenernos acunados y adormecidos.
Ya no somos más unos bebes.
Es momento de tomar decisiones por nuestra propia cuenta. Es momento de ser responsables de nuestra vida. Es momento de madurar y andar por nuestra vida.
Despojarse de lo que no es nuestro es liberarse de velos y cadenas, es liberarse de dolores y negaciones.
Abrir las manos es el primer acto de amor. El segundo acto de amor es abrazarse amorosamente a uno mismo y luego compartir ese abrazo con todos los que esten en nuestra vida.
Es el momento de despertar y no ha sonado ningún despertador, ni tampoco lo hará.
Es el momento de despertar ya que no existe otro momento, ni otro lugar.
Es el momento de despertar y de, a poco, asistir al despertar de los demás. Accionar como despertador, amorosamente, y asistir a la consciencia.
Resignificar.
Porque estamos acostumbrados a volver a sentir lo malo; porque estamos acostumbrados a volver a vivir lo que fue desagradable, doloroso y traumático -en diversos grados-. Porque fuimos educados, adiestrados y entrenados a ello.
No es nuestra culpa, es nuestra responsabilidad para vivir nuestra vida.
Se debe resignificar los valores, se deben revalorizar las cosas por el propio valor que tienen y no por nuestra carencia. Debemos, no como obligación moral sino como deseo natural para vivir mejor, estar mejor y amar.
El dinero ya no lo es todo, y esto esta siendo un problema. El ser humano ya no se sacia con el dinero, y el poder está apuntando para otros lugares.
El poder esta yendose hacia la imposición despiadada y al dominio sobre un otro. Está yendose hacia la manipulación y alienación total del ser humano.
Las banderas utilizadas pueden ondear fuerte o suavemente. Todas llevan diversos carteles e insignias. Lo que si es claro es que buscan división y enfrentamientos.
Es un momento en el que hay que despertar del letargo de lo que era, de lo que fue; dejar de repetir ese pasado en ese futuro y habitar el presente.
Realmente no existen opciones: Habitar el presente. Valorar lo que uno siente. Amarse por sobre todas las cosas. Comprender al propio amor. Impartir desde este lugar, del propio amor.
Hacer cualquiera acciones desde este propio amor y en estas acciones multiplicar la consciencia del amor, del amar y del propio amor (que no tiene relación ninguna con la egolatría).
Y digo que no existe opción porque estar ausente en la vida no es opción alguna; porque el estar añorando, queriendo poseer, manipulando, dominando, sometiendo, siendo sometido, negando, tapando carencias con velos manchados de sangre, dolor y lagrimas no es una opción. Y digo estas opciones como tantas otras más que hay y que suceden a diario, en los hechos más cotidianos.
En los hechos cotidianos existe el cambio real.
Es nuestro deber el estar despiertos en nuestra vida. Es nuestro deber el tomar decisiones conscientes.
Madurar y salir del lugar de confort. Ese lugar que fue creado para mantenernos acunados y adormecidos.
Ya no somos más unos bebes.
Es momento de tomar decisiones por nuestra propia cuenta. Es momento de ser responsables de nuestra vida. Es momento de madurar y andar por nuestra vida.
Despojarse de lo que no es nuestro es liberarse de velos y cadenas, es liberarse de dolores y negaciones.
Abrir las manos es el primer acto de amor. El segundo acto de amor es abrazarse amorosamente a uno mismo y luego compartir ese abrazo con todos los que esten en nuestra vida.
Es el momento de despertar y no ha sonado ningún despertador, ni tampoco lo hará.
Es el momento de despertar ya que no existe otro momento, ni otro lugar.
Es el momento de despertar y de, a poco, asistir al despertar de los demás. Accionar como despertador, amorosamente, y asistir a la consciencia.
- Por fecha 20/02/2014 -
Matías Hugo Figliola
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