Mi dedo ha señalado cientos de veces, miles de veces; cientos de miles de veces en mi vida. Mi dedo ha sido el disparador de tantas sorpresas y tantas cosas que me han llamado la atención, por buenas o malas que hayan sido las cosas, los sucesos, los animales y plantas o las personas.
Mi dedo que mas odio de mi es aquel que es acusador. Este dedo es igual que el que señala a un cóndor planeando y jugando con las corrientes de aires; es el mismo dedo que puede sentir la piel de la persona que tengo a mi lado, o frente a mi, y necesita concesión.
Pero este dedo, el acusador, es el disparador desde mi juicio y prejuicio, primero, que se crea en mi mente usando como base de sustento ideas, pre conceptos, pre suposiciones y unificación de actos y personas. Esto es algo que ha sido educado de padres a hijos, como los animales han educado a sus crías. Solo que nosotros no estamos dentro de esta consciencia natural.
Nos han enseñado a señalar para separar; nos han enseñado a señalar para juzgar y para culpar. Nos han enseñado a señalar para justificar actos propios, los cuales son deplorables para la humanidad y para nosotros mismos.
Este, mi dedo acusador se encuentra mostrándome las cosas que están mal, que me indignan, que me hacen enojar, odiar; este dedo me muestra todo lo malo que hay en el afuera. En esta sociedad, en esta cultura, en esta calle, en esta vereda; en los vecinos, hermanos, parientes, conocidos, desconocidos e indigentes también.
Este, mi dedo acusador esta mostrando para un afuera porque mi ego no puede aceptar que todo lo que señale en verdad esta dentro mio. Es mi inseguridad, mi dolor, mi pena, mi ignorancia, mi rencor, mi resentimiento, mi falta de coraje y amor. El ego se encarga de mantenerme ocupado señalando afuera para que no vea lo que en verdad sucede, en donde más importa que es dentro mio.
Este, mi dedo acusador ha cumplido un fin muy funcional en esta des humanización que llamamos humanidad; ya que humanidad se conforma de dos palabras: "humanos" y "unidad". Y si nos segregamos, rechazamos, señalamos, acusamos, resentimos, odiamos, aborrecemos y negamos, entre otras no-cualidades más, estamos des haciendo, destruyendo, desnaturalizando al ser humano que somos, al ser divino en condición humana y de experiencia.
Este dedo, hoy me ha señalado a mi por error. Se encontró frente a un hombre con barba y sonriente y lo primero que hizo fue juzgar. No pudo el ego desorientarme, no pudo el ego callar a ese dedo acusador, ya entrenado diestramente.
Hoy, mi dedo acusador ha pasado a ser mi gran aliado. Hoy, mi dedo acusador me ha mostrado donde esta todo lo que yo señalo en el otro.
Hoy, mi dedo acusador ha sido mi liberador; mi herramienta para despertar y tomar consciencia que mientras acuse a un otro, mientras señale para dividir solo logro división dentro mio y me separo yo de mi mismo.
¿Y que vida sería si yo no vivo mi vida en mi?. ¿Y quien viviría mi vida si no soy yo?.
¿Y a eso se le podría llamar vida?.
¿Y, entonces, que sería la muerte sino más que un punto que ya hemos cruzado tanto tiempo antes de morir en cuerpo y forma?
Mi dedo que mas odio de mi es aquel que es acusador. Este dedo es igual que el que señala a un cóndor planeando y jugando con las corrientes de aires; es el mismo dedo que puede sentir la piel de la persona que tengo a mi lado, o frente a mi, y necesita concesión.
Pero este dedo, el acusador, es el disparador desde mi juicio y prejuicio, primero, que se crea en mi mente usando como base de sustento ideas, pre conceptos, pre suposiciones y unificación de actos y personas. Esto es algo que ha sido educado de padres a hijos, como los animales han educado a sus crías. Solo que nosotros no estamos dentro de esta consciencia natural.
Nos han enseñado a señalar para separar; nos han enseñado a señalar para juzgar y para culpar. Nos han enseñado a señalar para justificar actos propios, los cuales son deplorables para la humanidad y para nosotros mismos.
Este, mi dedo acusador se encuentra mostrándome las cosas que están mal, que me indignan, que me hacen enojar, odiar; este dedo me muestra todo lo malo que hay en el afuera. En esta sociedad, en esta cultura, en esta calle, en esta vereda; en los vecinos, hermanos, parientes, conocidos, desconocidos e indigentes también.
Este, mi dedo acusador esta mostrando para un afuera porque mi ego no puede aceptar que todo lo que señale en verdad esta dentro mio. Es mi inseguridad, mi dolor, mi pena, mi ignorancia, mi rencor, mi resentimiento, mi falta de coraje y amor. El ego se encarga de mantenerme ocupado señalando afuera para que no vea lo que en verdad sucede, en donde más importa que es dentro mio.
Este, mi dedo acusador ha cumplido un fin muy funcional en esta des humanización que llamamos humanidad; ya que humanidad se conforma de dos palabras: "humanos" y "unidad". Y si nos segregamos, rechazamos, señalamos, acusamos, resentimos, odiamos, aborrecemos y negamos, entre otras no-cualidades más, estamos des haciendo, destruyendo, desnaturalizando al ser humano que somos, al ser divino en condición humana y de experiencia.
Este dedo, hoy me ha señalado a mi por error. Se encontró frente a un hombre con barba y sonriente y lo primero que hizo fue juzgar. No pudo el ego desorientarme, no pudo el ego callar a ese dedo acusador, ya entrenado diestramente.
Hoy, mi dedo acusador ha pasado a ser mi gran aliado. Hoy, mi dedo acusador me ha mostrado donde esta todo lo que yo señalo en el otro.
Hoy, mi dedo acusador ha sido mi liberador; mi herramienta para despertar y tomar consciencia que mientras acuse a un otro, mientras señale para dividir solo logro división dentro mio y me separo yo de mi mismo.
¿Y que vida sería si yo no vivo mi vida en mi?. ¿Y quien viviría mi vida si no soy yo?.
¿Y a eso se le podría llamar vida?.
¿Y, entonces, que sería la muerte sino más que un punto que ya hemos cruzado tanto tiempo antes de morir en cuerpo y forma?
- Por fecha 29/03/2014 -
Matías Hugo Figliola
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