Tenía mi juguete preferido. Este no era el gran juguete, tampoco era el más nuevo juguete de los que me habían regalado.
No era el más lindo ni el mas grande. No era el más opulento ni el más funcional.
Este juguete, que a mi me gustaba honestamente, era un simple juguete.
Era un juguete que uno puede, y lleva, consigo a todos lados. Es algo que lo entretiene a todo momento y que se lo puede moldear y cambiar. Es práctico y educativo a la vez, cosa muy rara en los juguetes de hoy y de antaño también.
Este juguete que yo tenía, lo sigo teniendo. Me sigue entreteniendo y me sigue dando alegrías.
Este juguete me permite aprender sobre diversas cosas, pero mayormente me permite aprender de mi y de como yo manipulo al juguete para que este haga, o sirva, para lo que yo lo quiero.
Es un juguete normal, sencillo. Es algo que he visto que muchos otros tienen y que no tantos saben que lo tienen. Eso si, es bello ver a los que saben que tienen ese juguete, jugar con ese juguete. Verlos moldear, organizar, moldear y remoldear; verlos pintarlo y embellecerlo.
Yo tengo mis maestros y este juguete es mi mejor maestro. Este juguete me asiste y me orienta y por ello me siento gratificado, por el juguete y por ir comprendiendo como usarlo.
Al principio lo usaba básicamente, más torpe. Lo usaba en base a las pautas que me decían; es como que me dictaban las reglas del juego, pero el juego no es el juguete y solo cuando se elije el juguete es que se pueden comprender realmente cuales son las reglas (y un pequeño truquito es que no existen reglas, cuando uno comienza a interactuar y utilizar el juguete).
Todo esto va cambiando y a cada día voy divisando mejor cuales son los modos para utilizar mejor a este juguete. Cada día que pasa me vinculo mejor con este juguete y lo puedo disfrutar honestamente.
Este juguete que tenía, que tengo y que, seguro seguiré teniendo no es otro más que que la vida misma; sencilla y pragmáticamente.
Quien conciba la vida como un juego, como un estadio de experiencias, de diversión, de entretenimiento; de aprendizaje y goce es quien puede comprender que "mi vida es un juguete y yo puedo crearme cualquier historia con mi juguete", ya que eso era lo que hacíamos cuando eramos niños y niñas hace tantos años con unos muñecos, muñecas, autitos o castillos de arena.
Hoy puedo ir viendo mejor mi juguete, mi juego, mi vida. Hoy voy liberando las reglas impuestas, sin mala intención, y voy comprendiendo, asimilando y encarnando la realidad de que la vida es un juego y que yo soy mi propio juguete jugando a este juego.
Hoy, digo hoy como puedo decir desde hace unos pocos años y para el resto de mi vida, estoy comprendiendo que las cosas no son tan drásticas y que todo esta interrelacionado con elecciones -y decisiones- que tomemos.
Juego mi juego, con mi juguete. vivo mi vida, con mi vida; viviéndome.
No era el más lindo ni el mas grande. No era el más opulento ni el más funcional.
Este juguete, que a mi me gustaba honestamente, era un simple juguete.
Era un juguete que uno puede, y lleva, consigo a todos lados. Es algo que lo entretiene a todo momento y que se lo puede moldear y cambiar. Es práctico y educativo a la vez, cosa muy rara en los juguetes de hoy y de antaño también.
Este juguete que yo tenía, lo sigo teniendo. Me sigue entreteniendo y me sigue dando alegrías.
Este juguete me permite aprender sobre diversas cosas, pero mayormente me permite aprender de mi y de como yo manipulo al juguete para que este haga, o sirva, para lo que yo lo quiero.
Es un juguete normal, sencillo. Es algo que he visto que muchos otros tienen y que no tantos saben que lo tienen. Eso si, es bello ver a los que saben que tienen ese juguete, jugar con ese juguete. Verlos moldear, organizar, moldear y remoldear; verlos pintarlo y embellecerlo.
Yo tengo mis maestros y este juguete es mi mejor maestro. Este juguete me asiste y me orienta y por ello me siento gratificado, por el juguete y por ir comprendiendo como usarlo.
Al principio lo usaba básicamente, más torpe. Lo usaba en base a las pautas que me decían; es como que me dictaban las reglas del juego, pero el juego no es el juguete y solo cuando se elije el juguete es que se pueden comprender realmente cuales son las reglas (y un pequeño truquito es que no existen reglas, cuando uno comienza a interactuar y utilizar el juguete).
Todo esto va cambiando y a cada día voy divisando mejor cuales son los modos para utilizar mejor a este juguete. Cada día que pasa me vinculo mejor con este juguete y lo puedo disfrutar honestamente.
Este juguete que tenía, que tengo y que, seguro seguiré teniendo no es otro más que que la vida misma; sencilla y pragmáticamente.
Quien conciba la vida como un juego, como un estadio de experiencias, de diversión, de entretenimiento; de aprendizaje y goce es quien puede comprender que "mi vida es un juguete y yo puedo crearme cualquier historia con mi juguete", ya que eso era lo que hacíamos cuando eramos niños y niñas hace tantos años con unos muñecos, muñecas, autitos o castillos de arena.
Hoy puedo ir viendo mejor mi juguete, mi juego, mi vida. Hoy voy liberando las reglas impuestas, sin mala intención, y voy comprendiendo, asimilando y encarnando la realidad de que la vida es un juego y que yo soy mi propio juguete jugando a este juego.
Hoy, digo hoy como puedo decir desde hace unos pocos años y para el resto de mi vida, estoy comprendiendo que las cosas no son tan drásticas y que todo esta interrelacionado con elecciones -y decisiones- que tomemos.
Juego mi juego, con mi juguete. vivo mi vida, con mi vida; viviéndome.
- Por fecha 20/05/2014 -
Matías Hugo Figliola
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