La felicidad no es un estado perpetuo; uno no puede estar feliz todo el día. Esto me lo comentó alguien, dándome su opinión.
La felicidad es un modo de vibrar en cualquier lugar, momento y situación. Estar feliz implica estar consciente y estar eligiendo.
Somos espíritu y cuerpo, somos dos partes y negar una es negar a las dos; negarnos es desaparecernos de nuestra vida.
Hay situaciones que sobrepasan a nuestras intenciones de serenidad, de paz, de sonreír, de alegría, de placer, de risa, de amor. Hay situaciones que nos disparan, en un segundo o luego de dos minutos, a un estado de ceguera y de bronca, odio, hartazgo, malestar (estar mal), ira, indignación, frustración, rechazo y otras tantas emociones (vibraciones).
Un alquimista es aquel que tiene la habilidad de transmutar las formas; tiene el conocimiento y aplica ese conocimiento en la acción.
Todos somos alquimistas en pequeña o gran escala, todos tenemos el saber y la posibilidad del hacer.
La felicidad no es un estado constante, más es un estado elegido de vibración para la vida. Uno puede elegir como estar, como sentirse, como ser, como vivir; recordando esto y desapegándote de las cosas que te desequilibran es como se puede vivir una vida plena.
Hay muchas cosas que nos tocan personalmente, que nos tocan el ego, el orgullo, el valor, el estima; y lamento contarles, y contarme, que eso no lo toca nadie más que nosotros mismos. Por cada mirada con odio hacia afuera habría que revisar amorosamente la carencia que existe dentro nuestro y sanarla con luz y amor.
Paz. Amor. Libertad. Gozo. Gratitud. Gracia. Plenitud.
Todas palabras que nos llevan a un estado representativo de ellas. Es constancia y coherencia nuestra elegir lo que deseamos.
Siempre elegimos, siempre estamos eligiendo aun cuando recriminamos al otro por un acto que no esperábamos u otros ejemplos.
Nosotros elegimos dar la posibilidad de elección y acción a un estado de vibración nuestro que nos conecta con aquellas carencias, dolores, vacíos, penas y frustraciones tanto nuestras como de nuestros padres o de los padres de nuestros padres, y así sigue en ascendencia.
Elijo sentir lo que deseo sentir. Elijo vibrar lo que deseo vibrar.
Elijo que el amor ilumine todas mis ideas, todas mis elecciones, todas mis palabras.
Elijo que el amor sea el guía de tudas mis acciones.
Elijo que el amor sea la vibración que en mi habite y transmute toda otra vibración hacia la luz de la totalidad.
Elijo, no me elijen.
Elijo lo que deseo vibrar y vivir.
Elijo. Me elijo.
La felicidad es un modo de vibrar en cualquier lugar, momento y situación. Estar feliz implica estar consciente y estar eligiendo.
Somos espíritu y cuerpo, somos dos partes y negar una es negar a las dos; negarnos es desaparecernos de nuestra vida.
Hay situaciones que sobrepasan a nuestras intenciones de serenidad, de paz, de sonreír, de alegría, de placer, de risa, de amor. Hay situaciones que nos disparan, en un segundo o luego de dos minutos, a un estado de ceguera y de bronca, odio, hartazgo, malestar (estar mal), ira, indignación, frustración, rechazo y otras tantas emociones (vibraciones).
Un alquimista es aquel que tiene la habilidad de transmutar las formas; tiene el conocimiento y aplica ese conocimiento en la acción.
Todos somos alquimistas en pequeña o gran escala, todos tenemos el saber y la posibilidad del hacer.
La felicidad no es un estado constante, más es un estado elegido de vibración para la vida. Uno puede elegir como estar, como sentirse, como ser, como vivir; recordando esto y desapegándote de las cosas que te desequilibran es como se puede vivir una vida plena.
Hay muchas cosas que nos tocan personalmente, que nos tocan el ego, el orgullo, el valor, el estima; y lamento contarles, y contarme, que eso no lo toca nadie más que nosotros mismos. Por cada mirada con odio hacia afuera habría que revisar amorosamente la carencia que existe dentro nuestro y sanarla con luz y amor.
Paz. Amor. Libertad. Gozo. Gratitud. Gracia. Plenitud.
Todas palabras que nos llevan a un estado representativo de ellas. Es constancia y coherencia nuestra elegir lo que deseamos.
Siempre elegimos, siempre estamos eligiendo aun cuando recriminamos al otro por un acto que no esperábamos u otros ejemplos.
Nosotros elegimos dar la posibilidad de elección y acción a un estado de vibración nuestro que nos conecta con aquellas carencias, dolores, vacíos, penas y frustraciones tanto nuestras como de nuestros padres o de los padres de nuestros padres, y así sigue en ascendencia.
Elijo sentir lo que deseo sentir. Elijo vibrar lo que deseo vibrar.
Elijo que el amor ilumine todas mis ideas, todas mis elecciones, todas mis palabras.
Elijo que el amor sea el guía de tudas mis acciones.
Elijo que el amor sea la vibración que en mi habite y transmute toda otra vibración hacia la luz de la totalidad.
Elijo, no me elijen.
Elijo lo que deseo vibrar y vivir.
Elijo. Me elijo.
- Por fecha 03/08/2014 -
Expectativa Cero
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