Rompen en llanto en la pérdida. Gritan y piden que no se vaya...
Han pasado tantos ratos en silencio, han pasado momentos de desconocidos.
¿Para que pides ahora que no se vaya, si tu te has ido antes de que el parta?
Recuerda que este momento es único y que con el puedes hacer lo que desees.
Ríe y llora, de amor y algarabía. Suelta y abraza, con una consciencia divina.
Libertad no es abandonar. Aceptar no es sinónimo de dolor ni resignar.
Todo tiene un ciclo y tan solo con determinadas cosas nos aferramos, o nos enseñaron a aferrarnos.
Es que se debe tener miedo a algo que no se conoce, es que así te tienen enredado en ideas que no son verdad.
La muerte, la perdida. La partida y el fin de las cosas.
No lloramos al sol cada vez que se va, como tampoco lloramos a la lluvia cuando deja de llover.
No lloramos cuando el pájaro cesa su cantar; ni lloramos porque un niño se golpea y deja de estar feliz.
No lloramos cuando sabemos que es parte de un ciclo, cuando es un acontecimiento que es parte de la vida.
El perder a alguien, o algo, amado brota dentro de nosotros lo primitivo enseñado; brota la pena, el dolor y la negación.
No calles tu dolor, es parte de tu expresión. Busca dentro tuyo los mejores recuerdos y vínculos. Que las lágrimas que saben amargas vayan purificándose y sean dulces por evolución.
Aquí nadie queda vivo, ni nada es eterno. Porque podemos aceptar que la noche cesa y que los sapos dejarán de croar una vez terminado el tiempo de reproducción.
Cuando nos han mentido, y enseñado, que valemos tanto más que la luna y el sol; que somos tan importantes que no debemos morir.
Siento que en la perdida hay una bifurcación, hay dos opciones de caminos a elegir. Ambos dos no podrán ser elegidos.
Existe el camino de vincular la perdida con el dolor, con la negación y con el duelo de dolor.
Existe el camino de vincular la perdida con lo mejor de mi, con vincularme con lo mejor de a quien perdí, o de lo que perdí; y en esta senda el duelo es parte de la purificación.
Recordar con dolor. Recordar con amor. Recordar para sufrir. Recordar para poder sonreír.
No se puede volver atrás el tiempo; más si se puede elegir como vivirlo de aquí en adelante.
Que cada imagen dentro tuyo sea un algarabío en tu corazón.
Han pasado tantos ratos en silencio, han pasado momentos de desconocidos.
¿Para que pides ahora que no se vaya, si tu te has ido antes de que el parta?
Recuerda que este momento es único y que con el puedes hacer lo que desees.
Ríe y llora, de amor y algarabía. Suelta y abraza, con una consciencia divina.
Libertad no es abandonar. Aceptar no es sinónimo de dolor ni resignar.
Todo tiene un ciclo y tan solo con determinadas cosas nos aferramos, o nos enseñaron a aferrarnos.
Es que se debe tener miedo a algo que no se conoce, es que así te tienen enredado en ideas que no son verdad.
La muerte, la perdida. La partida y el fin de las cosas.
No lloramos al sol cada vez que se va, como tampoco lloramos a la lluvia cuando deja de llover.
No lloramos cuando el pájaro cesa su cantar; ni lloramos porque un niño se golpea y deja de estar feliz.
No lloramos cuando sabemos que es parte de un ciclo, cuando es un acontecimiento que es parte de la vida.
El perder a alguien, o algo, amado brota dentro de nosotros lo primitivo enseñado; brota la pena, el dolor y la negación.
No calles tu dolor, es parte de tu expresión. Busca dentro tuyo los mejores recuerdos y vínculos. Que las lágrimas que saben amargas vayan purificándose y sean dulces por evolución.
Aquí nadie queda vivo, ni nada es eterno. Porque podemos aceptar que la noche cesa y que los sapos dejarán de croar una vez terminado el tiempo de reproducción.
Cuando nos han mentido, y enseñado, que valemos tanto más que la luna y el sol; que somos tan importantes que no debemos morir.
Siento que en la perdida hay una bifurcación, hay dos opciones de caminos a elegir. Ambos dos no podrán ser elegidos.
Existe el camino de vincular la perdida con el dolor, con la negación y con el duelo de dolor.
Existe el camino de vincular la perdida con lo mejor de mi, con vincularme con lo mejor de a quien perdí, o de lo que perdí; y en esta senda el duelo es parte de la purificación.
Recordar con dolor. Recordar con amor. Recordar para sufrir. Recordar para poder sonreír.
No se puede volver atrás el tiempo; más si se puede elegir como vivirlo de aquí en adelante.
Que cada imagen dentro tuyo sea un algarabío en tu corazón.
- Por fecha 28/07/2014 -
Expectativa Cero
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