Escucha al león cuando ruge, está bramando naturaleza.
Escucha el zumbido de la abeja, está dando sonido a naturaleza.
Ole un jazmín, está brindando la fragancia de la naturaleza.
Observa al sol, está mostrando la luz de la naturaleza.
Siente un hoja recién abierta de un árbol, siente sus pelillos y suavidad, está dando la textura de la naturaleza.
Haz silencio, acalla tu boca y tu mente; permite a la naturaleza te cante, te acaricie, te abrace, te hable, te haga vibrar y bailar.
Permítele a la naturaleza se vincule contigo, con esa parte tuya que todavía sigue siendo natural; no a la parte del traje o la corbata, ni a la parte del auto último modelo ni a el excentricismo de dos relojes de oro o zapatos de tacos ni perfumes extravagantes.
Permítele a la naturaleza se vincule contigo, con esa parte tuya que todavía sigue siendo natural; con la parte que inhala y siente placer, con los ojos que pueden ver a un pájaro y comprender la majestuosidad de aquel ser o la de un perro corriendo o la de un niño corriendo tras el perro o junto a él; con aquella mano que siente suavemente tanto a la planta, con su suavidad y fragilidad, y al árbol, con su áspera y dura corteza.
Haz silencio de tus ideas, que te hacen más humano y menos ser; más ego y menos consciencia. Has silencio de tus ruidos internos, de tus preocupaciones y tus dolores, de tus dudas e inseguridades, de tus necesidades y carencias, de tu futuro y tu pasado.
Haz silencio por un momento y escucha al todo y a la naturaleza, y a ti vinculado en ellos dos.
Estamos unidos al todo, somos parte de él. Estamos unidos a la naturaleza, somos parte de ella.
Haz silencio por un momento... y escucha, ve, siente, percibe, inspira. Haz silencio por un momento y verás que te gustará.
Haz silencio, y habla, canta, ríe, camina, salta, escucha, ve y has tus tareas, vincúlate con la gente que va a ir apareciéndose en tu senda del día.
Hacer silencio no es aislarse, es permitirte vivir tu vida en vez de estar entre mente y emociones, entre ego y miedos, entre necesidades y carencias.
Haz silencio y escúchate a tu latir, a tu sentir. Haz silencio por un segundo al menos, despójate de todo aquello que no nace de ti, sino de cosas que te llegan de afuera.
En tu interior esta la paz, el amor, la libertad; en tu interior reside el vinculo divino contigo mismo, y con todo y todos los demás.
Haz silencio y escúchate a ti mismo, y a la naturaleza y al todo en tí.
Escucha el zumbido de la abeja, está dando sonido a naturaleza.
Ole un jazmín, está brindando la fragancia de la naturaleza.
Observa al sol, está mostrando la luz de la naturaleza.
Siente un hoja recién abierta de un árbol, siente sus pelillos y suavidad, está dando la textura de la naturaleza.
Haz silencio, acalla tu boca y tu mente; permite a la naturaleza te cante, te acaricie, te abrace, te hable, te haga vibrar y bailar.
Permítele a la naturaleza se vincule contigo, con esa parte tuya que todavía sigue siendo natural; no a la parte del traje o la corbata, ni a la parte del auto último modelo ni a el excentricismo de dos relojes de oro o zapatos de tacos ni perfumes extravagantes.
Permítele a la naturaleza se vincule contigo, con esa parte tuya que todavía sigue siendo natural; con la parte que inhala y siente placer, con los ojos que pueden ver a un pájaro y comprender la majestuosidad de aquel ser o la de un perro corriendo o la de un niño corriendo tras el perro o junto a él; con aquella mano que siente suavemente tanto a la planta, con su suavidad y fragilidad, y al árbol, con su áspera y dura corteza.
Haz silencio de tus ideas, que te hacen más humano y menos ser; más ego y menos consciencia. Has silencio de tus ruidos internos, de tus preocupaciones y tus dolores, de tus dudas e inseguridades, de tus necesidades y carencias, de tu futuro y tu pasado.
Haz silencio por un momento y escucha al todo y a la naturaleza, y a ti vinculado en ellos dos.
Estamos unidos al todo, somos parte de él. Estamos unidos a la naturaleza, somos parte de ella.
Haz silencio por un momento... y escucha, ve, siente, percibe, inspira. Haz silencio por un momento y verás que te gustará.
Haz silencio, y habla, canta, ríe, camina, salta, escucha, ve y has tus tareas, vincúlate con la gente que va a ir apareciéndose en tu senda del día.
Hacer silencio no es aislarse, es permitirte vivir tu vida en vez de estar entre mente y emociones, entre ego y miedos, entre necesidades y carencias.
Haz silencio y escúchate a tu latir, a tu sentir. Haz silencio por un segundo al menos, despójate de todo aquello que no nace de ti, sino de cosas que te llegan de afuera.
En tu interior esta la paz, el amor, la libertad; en tu interior reside el vinculo divino contigo mismo, y con todo y todos los demás.
Haz silencio y escúchate a ti mismo, y a la naturaleza y al todo en tí.
- Por fecha 23/07/2014 -
Expectativa Cero
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