Viajar permite conocer. Conocer es conocernos conociendo lo que conocemos.
El juego de palabras tan solo hace ver que todo comienza y termina en uno; que no hay otro fin ni comienzo.
Pueden haber cientos y miles de caminos, cientas y miles de ideas. Pueden haber miles de modos diversos de hacer y decir. Todos ellos nacen desde uno y regresan a uno.
Es la ilusión de que lo que sentimos, al decirlo deja de estar en nosotros ni pertenecernos; ilusión de que lo que hacemos deja de ser nuestro acto luego de haberlo hecho.
Hemos aceptado este modismo, el cual nos permite estar más cómodos/as; desde donde nos desligamos de la responsabilidad propia.
Es la justificación del nuevo humano. Es la justificación para mantenerse impune de sus actos, de sus frases, de su reacción y de su atacar y defender.
Deberemos volver a las raíces, en las uno era lo que decía, sentía, pensaba y hacia. No había división entre su decir y su hacer.
La responsabilidad amorosa del bien hacer.
Saber que todo es un ciclo, y poder tener la lucidez que todo ciclo es espiralado.
Un ciclo virtuoso o vicioso. Un ciclo creativo y creador o un ciclo nocivo y degradador.
Comprender que somos el comienzo y el fin; y que por nosotros pasa toda nuestra experiencia. No delegar, desligar ni negar la realidad.
La realidad, aquella experiencia en la que no somos conscientes que vivimos, que la señalamos en el afuera como si alguien la viviese, o si la mostrasen en algún documental.
Ciclo de vida. Ciclo creativo.
Ciclo del despertar del nuevo ser humano
- Por fecha 24/10/2014 -
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