Ir al contenido principal

Así ha de ser

He muerto tantas veces, que a mi momento de morir ya se como moriré.
He muerto en mis elecciones que no me reprensentaban; como también he muerto a cada "NO" que he dicho sin desearlo, tan solo por miedo o inseguridad.
He muerto por no saber expresarme ni por saber mostrar mi amor libremente. También he muerto cada vez que rechace un abrazo, un beso, un cariño y un gesto de contención.
He muerto miles de veces en mi vida y hubiera seguido así si no fuese porque llegó un día en que elegí.
Elegí vivir, elegí suicidarme y no morir.
Elegí tomar la decisión más peligrosa para mi, el acto más dañino. Elegí recibir un beso, un abrazo; elegí dar mis lágrimas a hombros de otros.
Elegí comunicarme y contener, elegí liberarme y quitar las trabas que me había impeusto a mi mismo.
Elegí suicidarme, elegí morir por mi cuenta; elegí vivir por fuera de lo que me dijera mi miedo y mi duda, mi inseguridad y desconfianza.

Elegí sobreponerme a lo pautado, a lo estructurado. Elegí gritarle a mi patrón -el patrón de mi conducta motriz, mental y emocional- y decirle "ya basta. aquí soy yo quien gobierna mi vida. quedas desterrado de este, mi reino."

Y allí, cuando pense que me suicidé, vivi. Allí fue cuando comprendí lo que es vivir y pude sentirlo en cada célula de mi ser; porque andamos corriendo para no estar despiertos. Porque estar despierto es caminar con la liviandad de una hoja, con la gracia de un la más bella danza; porque sentir el cuerpo y saberse uno quien lo maneja es un momento de júbilo y gloria.

Porque morir no es ponderante. Porque todos lo haremos en algún momento.
Pero cuantos podrán decir que vivieron realmente; despiertos realmente.
Cuantos podrán decir que sintieron su sangre correr por sus venas y el aire danzar en sus pulmones.

Cuantos sabrán que sabor tiene el amor y cuantos sabrán de que color es la risa...

Y practico mi morir, para vivir. A cada muerte, a cada suicidio, me concibo mejor despierto, mejor consciente de mi vida y de mi responsabilidad en ella.
Quien es rey puede proclamar su reino.
- Por fecha 19/02/2015 - 

Expectativa Cero


Comentarios

Entradas más populares de este blog

ca..alidad

Casualidad. Causalidad. Esto es algo sobre lo siempre se ha hablado. Ha trascendido muchas generaciones y aun así sigue vigente en el pensamiento y charla entre personas. Algunas religiones no discuten sobre ello ya que todo es por obra del señor, ya sea lo bueno o malo. El hombre de esta época ya posee hasta una muletilla, sobre el tema en cuestión, en el dialogar o hasta en su propio pensar. Yo conocí la diferencia de joven, teniendo 17 años. Fue una noche en la que aprendí y también vi la diferencia entre una palabra y la otra. Creo que preferimos utilizar una palabra porque es más sencilla, practica y también nos desvincula de nuestro hacer y de nuestro aprendizaje. La casualidad es algo fortuito; y honestamente, y luego de haber vivido algunos años, siento que no existe nada fortuito. Todo es un acontecer de sucesos, elecciones y acontecimientos. He aprendido a hacerme responsable de los sucesos, de los resultados y también de mis elecciones. La suerte no participa en m
Momento de paz - Por fecha 30/12/2014 -  Expectativa Cero

Hasta aquí

La carencia ha sido mi base; desde ella he fundado mi vida. Entre ella me desplacé e interactue. En cada mamadera, en cada abrazo y sonrisa estaba ella. En cada silencio, en cada rechazo y distancia estaba ella. Ella creció en mi a la par que yo gané centímetros de altura, y de gordura también. La vida comenzó a ser lo que faltaba, y lo que tenía no tenía valor. Así fueron inculcándome mi padre y madre, abuelos y abuelas. Levantaban su bandera de amor, de compañía y compasión pero daban lo que habían aprendido, carencias. Esta historia puede ser mía como de tantos más, como de mis padres o lo suyos. Esta historia puede ser de amigos, vecinos y hasta desconocidos. Puede ser que sea de miles o millones de personas en el mundo, puede ser. Cuando fui grande pude entender lo que me pasaba. Ver, oler, tocar... y sentir que algo faltaba. Sentir, y sentir que no me sentía. Comprender que aquella carencia estaba en mi, no en todo lo que me rodeaba; no en todo lo que vivía ni en la gente q