Ir al contenido principal

El supuesto mendigo, segundo encuentro

Luego de aquella frase que me había soltado, no lo volví a ver; y con ello volvió el acto rutinario.
De a poco fue ganando terreno y colmando mi persona, hasta el punto que volví a vestir de la misma forma, a andar por la misma calle y mirar a las mismas personas, con la misma cara.
De vez en cuando pasaba por aquel lugar donde había encontrado a ese loco, sentado contra un árbol con su pan y su agua.
El desaliento de volverlo a encontrar fue condicionándome en mi hacer, y cada vez me enfurecía más conmigo por buscarlo con la mirada; y casi ya estaba terminando de acallar o esclavizar esa parte mía pero justo en los últimos momentos de ese deseo de verlo, él apareció.
Estaba sentado, nuevamente, allí. En el piso, apoyado en el árbol. Con su sonrisa peculiar y con su calma y placer en sus gestos y mirada.
Un día después de su aparición, decidí ir a increparle de su acto. No era posible que me hiciera lo que me hizo, que me dijera algo que me turbara mi mente y que luego desapareciera para que no pueda seguir nutriéndome.
Así fue como al otro día, sin tomarme tiempo para otra cosa, fui hasta ese árbol y me puse de cuclillas junto a él; no quería que nadie escuche a una persona cuerda, recriminarle a un loco su actitud de desaparecer por el tiempo que lo hizo.

 Al acercarme y disponerme a hablar me sentí atrapado por su mirada. Me miró fijamente, en paz y dándome una sonrisa como bienvenida. En sus ojos estaba aquel destello, mezcla de fuego y universo.
No dije una palabra, me lo quedé mirando y mi actitud ofensiva torno a una postura pasiva. Callé y quedé observándolo, aunque no sabía porque; tan solo era que su presencia me inspiraba aquel estado.

En un momento, que no se cual fue porque perdí noción del tiempo que estuve allí, observándolo, el inspiro -¿es que no había respirado en todo ese tiempo o tan solo no le había prestado atención?- para luego decirme dos cosas.
La primera frase que me dijo fue: "Lo puro y real es en si mismo."

Luego de soltarme esta frase sus ojos brillaron como si se estuviese reflejando el mismísimo sol en sus ojos, y luego agregó una sonrisa como de certeza en su frase.

Yo no emitía ninguna palabra, ni por mi boca ni por mis ojos -ya que a veces uno pregunta o dice con la mirada-.

Antes de tener la misma acción que la primera vez que me detuve junto a él, aquella palmada en mi pierna derecha y el gesto para que siga caminando, me soltó una frase más. Fue como una tarea para el hogar.
Decía: "Para aprender uno debe estar dispuesto y disponible. Uno debe soltar lo que tiene y allí, habitando el no-tener uno puede comenzar a tenerse."

Terminó su frase y su suave empujón en mi pierna hizo que me pare, para no caerme, para luego ponerme a caminar. Como en trance me fui, queriendo comprender lo que me había querido decir.
Mientras caminaba, me di cuenta que mañana él no iba a estar en aquel lugar y ello hizo que me pregunte el porque de su justa aparición, cuando esa curiosidad estaba por desaparecer.

- Por fecha 21/03/2015 - 

Expectativa Cero



Comentarios

Entradas más populares de este blog

ca..alidad

Casualidad. Causalidad. Esto es algo sobre lo siempre se ha hablado. Ha trascendido muchas generaciones y aun así sigue vigente en el pensamiento y charla entre personas. Algunas religiones no discuten sobre ello ya que todo es por obra del señor, ya sea lo bueno o malo. El hombre de esta época ya posee hasta una muletilla, sobre el tema en cuestión, en el dialogar o hasta en su propio pensar. Yo conocí la diferencia de joven, teniendo 17 años. Fue una noche en la que aprendí y también vi la diferencia entre una palabra y la otra. Creo que preferimos utilizar una palabra porque es más sencilla, practica y también nos desvincula de nuestro hacer y de nuestro aprendizaje. La casualidad es algo fortuito; y honestamente, y luego de haber vivido algunos años, siento que no existe nada fortuito. Todo es un acontecer de sucesos, elecciones y acontecimientos. He aprendido a hacerme responsable de los sucesos, de los resultados y también de mis elecciones. La suerte no participa en m
Momento de paz - Por fecha 30/12/2014 -  Expectativa Cero

Hasta aquí

La carencia ha sido mi base; desde ella he fundado mi vida. Entre ella me desplacé e interactue. En cada mamadera, en cada abrazo y sonrisa estaba ella. En cada silencio, en cada rechazo y distancia estaba ella. Ella creció en mi a la par que yo gané centímetros de altura, y de gordura también. La vida comenzó a ser lo que faltaba, y lo que tenía no tenía valor. Así fueron inculcándome mi padre y madre, abuelos y abuelas. Levantaban su bandera de amor, de compañía y compasión pero daban lo que habían aprendido, carencias. Esta historia puede ser mía como de tantos más, como de mis padres o lo suyos. Esta historia puede ser de amigos, vecinos y hasta desconocidos. Puede ser que sea de miles o millones de personas en el mundo, puede ser. Cuando fui grande pude entender lo que me pasaba. Ver, oler, tocar... y sentir que algo faltaba. Sentir, y sentir que no me sentía. Comprender que aquella carencia estaba en mi, no en todo lo que me rodeaba; no en todo lo que vivía ni en la gente q