Apurado se levantó, escuchando a su despertador que le avisaba que ya debía comenzar.
Apurado se bañó, y tan solo lavo una parte de su cuerpo y no porque quiso terminar antes.
Apurado tomó su infusión y comió sus tostadas. Si utilizaba el líquido, las hacia más fáciles de comer.
Apurado llego a la estación del tren y se subió, a presión a mismo vagón de siempre.
Anduvo su día, anduvo su vida; anduvo apurado desde que comenzó a vivir.
Le educaron a apurarse, a siempre estar viendo que seguir haciendo antes de terminar lo que uno hace.
Apurado, perdió noción de las cosas; de las grandes y las pequeñas. Perdió la capacidad de percibir el valor de las cosas, en si mismas.
Las cosas sencillas no valen en si, porque son pequeñas.
Las cosas complejas no valen en si, porque al momento de conseguirlas ya uno apunta a algo nuevo -cualquier cosa-.
La belleza paso a ser un mero recurso de conquista. La educación un truco para conseguir favoritismo.
Un abrazo a visto de un saludo sin mirar a los ojos al otro. Un gracias como ironía.
Las cosas perdieron su realeza. El mundo de la forma, se ha deformado; lo hemos deformado.
Quitamos la pureza a todas las cosas, a todos los sentimientos y a la vida en si misma.
Vivimos apurado, en apuro constante. Sin pureza en nuestro hacer, intoxicados por ideas, obligaciones, presiones.
Relegamos a última instancia a la pureza. Ya ni el nacer, ni el morir y menos el vivir es puro.
Los valores han sido trastocados, han sido estructuralizados. Los valores ya no valen por si mismo, sino por medio del valor que "La Sociedad" decida.
Habitar en el presente, vivir consciente. Haciendo lo que se está haciendo ahora; estando en el presente.
Allí existe lo puro, que es la vida en si misma, que es el juego del mismísimo universo en nuestra experiencia.
No somos un mecanismo. Somos un organismo.
El mecanismo importa que ande y lo haga bien.
El organismo es la experiencia de la vida en interacción con ella misma en todos los tipo de organismos que existen.
Depende de cada uno
Apurado se bañó, y tan solo lavo una parte de su cuerpo y no porque quiso terminar antes.
Apurado tomó su infusión y comió sus tostadas. Si utilizaba el líquido, las hacia más fáciles de comer.
Apurado llego a la estación del tren y se subió, a presión a mismo vagón de siempre.
Anduvo su día, anduvo su vida; anduvo apurado desde que comenzó a vivir.
Le educaron a apurarse, a siempre estar viendo que seguir haciendo antes de terminar lo que uno hace.
Apurado, perdió noción de las cosas; de las grandes y las pequeñas. Perdió la capacidad de percibir el valor de las cosas, en si mismas.
Las cosas sencillas no valen en si, porque son pequeñas.
Las cosas complejas no valen en si, porque al momento de conseguirlas ya uno apunta a algo nuevo -cualquier cosa-.
La belleza paso a ser un mero recurso de conquista. La educación un truco para conseguir favoritismo.
Un abrazo a visto de un saludo sin mirar a los ojos al otro. Un gracias como ironía.
Las cosas perdieron su realeza. El mundo de la forma, se ha deformado; lo hemos deformado.
Quitamos la pureza a todas las cosas, a todos los sentimientos y a la vida en si misma.
Vivimos apurado, en apuro constante. Sin pureza en nuestro hacer, intoxicados por ideas, obligaciones, presiones.
Relegamos a última instancia a la pureza. Ya ni el nacer, ni el morir y menos el vivir es puro.
Los valores han sido trastocados, han sido estructuralizados. Los valores ya no valen por si mismo, sino por medio del valor que "La Sociedad" decida.
Habitar en el presente, vivir consciente. Haciendo lo que se está haciendo ahora; estando en el presente.
Allí existe lo puro, que es la vida en si misma, que es el juego del mismísimo universo en nuestra experiencia.
No somos un mecanismo. Somos un organismo.
El mecanismo importa que ande y lo haga bien.
El organismo es la experiencia de la vida en interacción con ella misma en todos los tipo de organismos que existen.
Depende de cada uno
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