Cacarearon las gallinas en el gallinero; haciendo cada cual su propio ruido. Moviendo sus alas y haciendo sus plumas bailar.
Cada gallina ponía su huevo y luego volvía a cacarear nuevamente. Cada gallina mostraba su sonidos, sus actos y sus huevos.
Era así día y noche, a todo momento. Tan solo se detenían para ingerir agua y comida para luego retomar con el cacareo, el movimiento de plumas y el poner huevos.
Era un gallinero muy grande, el cual contenía a más de diez mil gallinas.
En el entraba un hombre, una vez por semana para ver si estaba algún animal muerto y para recolectar los huevos.
Las gallinas no se preocupaban por el humano ya que no les hacía nada, el pasaba y retiraba a alguna otra gallina y tan solo se llevaba los huevos que ellas ya habían puesto, no los que estaban por poner.
El entraba y se iba, no había disturbio alguno ni molestia alguna. Ellas, mientras tanto cacareaban y ponían huevos.
Todos los días eran así, en sus vidas. Días de emoción y de acción, días de productividad y positividad. Días en los que ellas se realizaban a cada huevo que ponían.
¿Se realizaban con el huevo que ponían o se realizaban por haber puesto otro huevo?... ellas no se lo preguntaban ya que preguntarse eso era salir de modo productivo y bien visto dentro del gallinero; y ninguna quería ser mal vista. Todas querían cacarear, mover sus plumas y poner huevos; todas querían mostrar cuan eficientes era y demostrar que eran mejores -porque la competencia es un acto sano-.
Todo seguía este plan, este modo, este hacer hasta el día en que cada una de ellas dejaba de serlo. Cesaba su poner huevos, su cacarear y mover sus plumas.
Si todo salía como debía salir, una dejaba de ser productiva, poniendo huevos, al mismo momento que deja de cacarear y mover sus plumas; es decir que deja de ser productiva al mismo momento que muere.
Pero siempre habrá una gallina que cante de otra forma, que no mueva tanto sus plumas y que ponga vida en vez de huevos. Ellas son las que pasan desapercibidas en los gallineros y las que están gestando nuevos pollitos, nuevas gallinas y gallos.
En ellas se deposita el cambio de toda gallina; para salir del gallinero y volver, nuevamente, a la libertad.
Cada gallina ponía su huevo y luego volvía a cacarear nuevamente. Cada gallina mostraba su sonidos, sus actos y sus huevos.
Era así día y noche, a todo momento. Tan solo se detenían para ingerir agua y comida para luego retomar con el cacareo, el movimiento de plumas y el poner huevos.
Era un gallinero muy grande, el cual contenía a más de diez mil gallinas.
En el entraba un hombre, una vez por semana para ver si estaba algún animal muerto y para recolectar los huevos.
Las gallinas no se preocupaban por el humano ya que no les hacía nada, el pasaba y retiraba a alguna otra gallina y tan solo se llevaba los huevos que ellas ya habían puesto, no los que estaban por poner.
El entraba y se iba, no había disturbio alguno ni molestia alguna. Ellas, mientras tanto cacareaban y ponían huevos.
Todos los días eran así, en sus vidas. Días de emoción y de acción, días de productividad y positividad. Días en los que ellas se realizaban a cada huevo que ponían.
¿Se realizaban con el huevo que ponían o se realizaban por haber puesto otro huevo?... ellas no se lo preguntaban ya que preguntarse eso era salir de modo productivo y bien visto dentro del gallinero; y ninguna quería ser mal vista. Todas querían cacarear, mover sus plumas y poner huevos; todas querían mostrar cuan eficientes era y demostrar que eran mejores -porque la competencia es un acto sano-.
Todo seguía este plan, este modo, este hacer hasta el día en que cada una de ellas dejaba de serlo. Cesaba su poner huevos, su cacarear y mover sus plumas.
Si todo salía como debía salir, una dejaba de ser productiva, poniendo huevos, al mismo momento que deja de cacarear y mover sus plumas; es decir que deja de ser productiva al mismo momento que muere.
Pero siempre habrá una gallina que cante de otra forma, que no mueva tanto sus plumas y que ponga vida en vez de huevos. Ellas son las que pasan desapercibidas en los gallineros y las que están gestando nuevos pollitos, nuevas gallinas y gallos.
En ellas se deposita el cambio de toda gallina; para salir del gallinero y volver, nuevamente, a la libertad.
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