Focalizo en lo que quiero y voy por ello. Hago lo que tengo que hacer, ratifico mi deseo y continuo hasta llegar a conseguir lo que quiero.
Ahora, la pregunta que hace al proceso tambalear es "¿qué quiero?". Saber la respuesta y no mentirse es la bisagra para una elección que representa o una que ausenta.
Claro es todo lo que uno puede observar; lo visto esta tamizado por los ojos que tienen ciertas cargas y colores personales de la carencia, del miedo, del ego y del no-amor.
Estamos en una dualidad en nosotros mismos, entre lo que nos representa y lo que supuestamente nos gusta o nos hace bien y que es una elección para negar lo que nos sucede.
Así es como elegimos lo que queremos y ponemos nuestra energía en ello; y terminamos "logrando" lo que queríamos y continuamos sintiéndonos vacíos. Y comenzamos el ciclo, nuevamente, para "lograr" lo que pensamos que queremos a lo que le sumamos la carga de la experiencia recién terminada.
A toda acción la catalogamos como un fracaso, por consiguiente somos fracasados, y a toda presente acción le ponemos la carga de lo conseguido y no satisfecho del pasado.
Cargamos por ignorantes, hasta que dejamos de ignorar y pasamos a tener la información para poder llevarla al conocer. Hacer que esa información se vaya haciendo práctica en la vida diaria.
Allí dejamos la carga y vivimos; la experiencia es información y no carga. La carga es emocional y mental.
Cargamos con pautas y nos dirigen patrones.
Y vivir nuestra vida, es una tema de decisión. "¿Qué es lo que deseo?" honestamente.
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