Cosecho lo sembrado, y me pregunto que he sembrado. Hago de ese hacer como algo particular y me focalizo el algo, queriendo darle estructura a los hechos.
Mi hacer es infinito y constante. Es ante toda situación, idea, palabra, sentimiento, emoción, prejuicio; es a cada paso, cada respirar y cada pestañear.
Me giro a ver que hice, para ver que recibo; no miro que hago para saber que merezco.
Merezco lo que siento, digo, hago, vivo; merezco lo que vibro.
Y si esta idea es fuerte es porque estoy vibrando algo que no deseo; y no deseo recibir lo que no deseo.
Es por ello que el cosechar y el sembrar es a cada instante y eterno. Entre uno y el otro no hay diferencia, es el mismo suceso en movimiento.
Es como la cara y la cruz de una moneda, es la misma moneda. Que al moverse da una u otra respuesta.
Cosecho lo sembrado. Siembro lo cosechado.
Mi hacer es infinito y constante. Es ante toda situación, idea, palabra, sentimiento, emoción, prejuicio; es a cada paso, cada respirar y cada pestañear.
Me giro a ver que hice, para ver que recibo; no miro que hago para saber que merezco.
Merezco lo que siento, digo, hago, vivo; merezco lo que vibro.
Y si esta idea es fuerte es porque estoy vibrando algo que no deseo; y no deseo recibir lo que no deseo.
Es por ello que el cosechar y el sembrar es a cada instante y eterno. Entre uno y el otro no hay diferencia, es el mismo suceso en movimiento.
Es como la cara y la cruz de una moneda, es la misma moneda. Que al moverse da una u otra respuesta.
Cosecho lo sembrado. Siembro lo cosechado.
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