Ir al contenido principal

Mensaje sin mensajero

Si tu supieras lo que yo sé, entenderías mi hacer. Pero es que no quieres saber, y por ello yo debo seguir.
La responsabilidad de mi conocimiento compromete mi hacer. Es mi deber ser fiel a lo que sé, y relegar el cuestionamiento incoherente y miedoso a un cajón. Y lo dejo allí no para negarlo sino para que no estorbe en mi hacer.

Tu elección la acepto y la respeto. Respecto a tu hacer, que más puedo decir si este es la consecuencia de lo primero.

En la libertad estamos siendo curados. De la paz estamos siendo amamantados. En el amor estamos siendo probados.

Sigues tu senda y tus actos; síguelos mientras creas que son los correctos. Pero despierta si en tí surge el sonido de la campana.
Aquel sonido está ligado a tu consciencia y, al momento de sonar, está diciendo, avisando, recordando.

Yo debo seguir en mi hacer y no es que te dejo, sino que tu te quedas; yo no reniego de quien eres, pero quedarme para no parecer malo contigo sería un acto asesino conmigo mismo, y con el todo. Y no puedo defraudar al todo, a la vida misma, al universo, a Dios, o a tu creencia.

Mi partir comenzó hace tiempo atrás, si pudiera mostrártelo podría hacer todo más sencillo; pero no deseas ver más de lo que tu miedo te dice ver, no deseas abrir tu mente y corazón a nuevas ideas y sentires. Has preferido ver lo visto y creer lo creído, no ser más que estar repetido.

Y te espero aquí cerca, con mi brazo extendido. No para atraerte hacia mí, sino para ayudarte en tu transitar. Tal cual han hecho conmigo quienes han estado antes en este camino.

Y al recordarte me recuerdo que la vida existe para ser vivida, que las experiencias que transitamos están sucediendo porque hemos obrado para que ellas sucedan y estamos preparados para afrontarlas. A nuestro alcance está el aprendizaje y sanar nuestro dolor es una proeza de coraje y valor, el cual nos devuelve a nuestro propio amor.

Hasta que nos volvamos a reconocer.

- Este documento fue escrito entre tiempos sin fechas -

Expectativa Cero


Comentarios

Entradas más populares de este blog

ca..alidad

Casualidad. Causalidad. Esto es algo sobre lo siempre se ha hablado. Ha trascendido muchas generaciones y aun así sigue vigente en el pensamiento y charla entre personas. Algunas religiones no discuten sobre ello ya que todo es por obra del señor, ya sea lo bueno o malo. El hombre de esta época ya posee hasta una muletilla, sobre el tema en cuestión, en el dialogar o hasta en su propio pensar. Yo conocí la diferencia de joven, teniendo 17 años. Fue una noche en la que aprendí y también vi la diferencia entre una palabra y la otra. Creo que preferimos utilizar una palabra porque es más sencilla, practica y también nos desvincula de nuestro hacer y de nuestro aprendizaje. La casualidad es algo fortuito; y honestamente, y luego de haber vivido algunos años, siento que no existe nada fortuito. Todo es un acontecer de sucesos, elecciones y acontecimientos. He aprendido a hacerme responsable de los sucesos, de los resultados y también de mis elecciones. La suerte no participa en m
Momento de paz - Por fecha 30/12/2014 -  Expectativa Cero

Hasta aquí

La carencia ha sido mi base; desde ella he fundado mi vida. Entre ella me desplacé e interactue. En cada mamadera, en cada abrazo y sonrisa estaba ella. En cada silencio, en cada rechazo y distancia estaba ella. Ella creció en mi a la par que yo gané centímetros de altura, y de gordura también. La vida comenzó a ser lo que faltaba, y lo que tenía no tenía valor. Así fueron inculcándome mi padre y madre, abuelos y abuelas. Levantaban su bandera de amor, de compañía y compasión pero daban lo que habían aprendido, carencias. Esta historia puede ser mía como de tantos más, como de mis padres o lo suyos. Esta historia puede ser de amigos, vecinos y hasta desconocidos. Puede ser que sea de miles o millones de personas en el mundo, puede ser. Cuando fui grande pude entender lo que me pasaba. Ver, oler, tocar... y sentir que algo faltaba. Sentir, y sentir que no me sentía. Comprender que aquella carencia estaba en mi, no en todo lo que me rodeaba; no en todo lo que vivía ni en la gente q