Abres tus alas, imaginarias, y vuelas por sobre los ríos, bosques y montañas hasta llegar al mar.
Allí te zambulles mientras comienzas a mover tus branquias, imaginarias, y nadas por entre peces de muchos colores, tamaños y formas; desciendes hasta las cuevas más profundas y sientes lo que es el silencio y el vacio.
Te quedas por un largo tiempo, elijes aprender intensa e internamente de lo que se trata ese estado.
Ya han pasado largos 7 meses, que en esas circunstancias parecieran milenios, y recién ahora es que decido ascender.
Y no lo hago como pez, ni como langosta ni bacteria. Decido que mi ascensión sea como mi real forma, la humana. Mientras subo veo como todo va tomando color, hasta yo que hace un tiempo era casi transparente, casi invisible.
Veo mis pulmones inmóviles, mi corazón latiendo tan lentamente que la imagen se asemeja a la de una estrella de mar en movimiento. Veo mi estómago vacío de todo, lleno de nada.
Y mientras me elevo a la superficie, todo lo que veía para a ser invisible para mi -está detrás de capas de piel, músculos y huesos.
Ahora tan solo me queda percibir mi adentro, intuir que mi corazón late, que mis pulmones se ensanchan y contrae.
Y aquel paseo tan fantasioso fue real en mis adentros.
En aquel lugar existen ríos y océanos, montañas y abismos.
Todo ello existe. Desde mi. En mi. Por mi. Para mi.
Todo ello existe, sin pedirle permiso ni confirmación a nadie.
Existo yo, y he atravesado mis profundidades más oscuras.
Existo yo, y me he elevado hasta alturas que van mas allá de mi vista e imaginación.
Transito no solo lo mejor de mi, sino que asimilo lo peor para nutrirme de ello; para poder crear, a partir de mi experiencia y conocimiento adquirido, un nuevo nido desde el cual se gestará una nueva vida, una nueva posibilidad de vivir mi vida.
Es por ello que puedo decir: YO EXISTO. Y por esta confirmación, que me confirma que existo, es que estoy.
Estas travesías de locos, son las vidas de los vivos que solo los que elijen vivir las viven.
Allí te zambulles mientras comienzas a mover tus branquias, imaginarias, y nadas por entre peces de muchos colores, tamaños y formas; desciendes hasta las cuevas más profundas y sientes lo que es el silencio y el vacio.
Te quedas por un largo tiempo, elijes aprender intensa e internamente de lo que se trata ese estado.
Ya han pasado largos 7 meses, que en esas circunstancias parecieran milenios, y recién ahora es que decido ascender.
Y no lo hago como pez, ni como langosta ni bacteria. Decido que mi ascensión sea como mi real forma, la humana. Mientras subo veo como todo va tomando color, hasta yo que hace un tiempo era casi transparente, casi invisible.
Veo mis pulmones inmóviles, mi corazón latiendo tan lentamente que la imagen se asemeja a la de una estrella de mar en movimiento. Veo mi estómago vacío de todo, lleno de nada.
Y mientras me elevo a la superficie, todo lo que veía para a ser invisible para mi -está detrás de capas de piel, músculos y huesos.
Ahora tan solo me queda percibir mi adentro, intuir que mi corazón late, que mis pulmones se ensanchan y contrae.
Y aquel paseo tan fantasioso fue real en mis adentros.
En aquel lugar existen ríos y océanos, montañas y abismos.
Todo ello existe. Desde mi. En mi. Por mi. Para mi.
Todo ello existe, sin pedirle permiso ni confirmación a nadie.
Existo yo, y he atravesado mis profundidades más oscuras.
Existo yo, y me he elevado hasta alturas que van mas allá de mi vista e imaginación.
Transito no solo lo mejor de mi, sino que asimilo lo peor para nutrirme de ello; para poder crear, a partir de mi experiencia y conocimiento adquirido, un nuevo nido desde el cual se gestará una nueva vida, una nueva posibilidad de vivir mi vida.
Es por ello que puedo decir: YO EXISTO. Y por esta confirmación, que me confirma que existo, es que estoy.
Estas travesías de locos, son las vidas de los vivos que solo los que elijen vivir las viven.
Comentarios