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Ser de Luz

Como poder detallar al miedo en una época de miedo. Hoy este estado reina en la oscuridad, tejiendo entramados para poder atrapar y controlar a la luz; para poder someterla y hacer de ella su propio recurso, ya que la "oscuridad" no hace luz por si misma sino por la manipulación de quien si la crea.

La luz en si misma no puede ser dominada; pero si aquellos seres que son, en parte, luz y que no lo saben o que lo niegan.

Sobre aquel individuo es que articula el miedo, teje sus telarañas y arma sus redes. Los atrapa desde su gran debilidad, desde aquel lugar que conciben como su mayor fortaleza.
Allí existe la arrogancia, la soberbia, la egolatría y por estar estas falsas virtudes es que también se encuentra, en ese mismo espacio, un acceso directo para operar y dirigir.

La mente es la puerta de acceso y desde allí da órdenes con sus ideas. Las mismas fueron formuladas hace cientos de miles de años, no crean que es algo de ahora.
Esto no está creándose ni ha comenzando ahora; viene desde hace muchísimas generaciones pasadas. Y nosotros, vos y yo, somos una parte de ese engranaje ya mecanizado dentro de una "fábrica" que opera día y noche sin prestar atención a lo que crea, a lo que hace ni a lo que obtiene.

Estamos sometidos al miedo por el poder que le hemos dado, por la energía que le abastecemos día a día, minuto a minuto, con cada pensamiento. Él utiliza nuestra propia luz, que nosotros le damos por creerle.
Tanto tiempo se ha pasado repitiendo una y otra vez, sin descanso ni pausa, que hay que hacerle caso, que los malos están al acecho, de que el dinero es lo que nos salvará, de que debemos proteger nuestras propiedades y pertenencias de un ajeno, cualquiera sea ese (familiar o no).
Tanto ha estado aportando con su maldad y saña que hemos terminado en creerle. Elegimos confiar en el mal, que se ha vestido de bien; en la oscuridad que se ha pintado de luz.

Estamos apagados pensando que brillamos, por tener colgantes o autos relucientes. Creemos tanto de lo que nos ha dicho que debemos creer, que ya aceptamos como verdad lo que dice, y no lo cuestionamos.

No nos cuestionamos ni nuestros gustos, ni nuestros modos. No indagamos nuestros deseos ni nuestras vocaciones.
Andamos como un espantapájaros, día tras día, inmóvil creyendo y aceptando que nuestro rol en este mundo es aparentar algo que no somos, por el mero hecho que nos lo han dicho.

El miedo no reina, no es rey. Es ladrón y usurpador. No tiene tierra propia ni vida propia.
El miedo no posee luz ni energía.
Él se encarga de tomar de aquellos que si la tenemos, en todos, para malintencionar y torcer toda imagen y toda acción.

La creatividad en sus manos ni llega a ser una burda y asquerosa copia; ni siquiera puede ser copia, es mutilación y desgarro.

El amor en sus dedos desalmados es solo carencia y necesidad, utilización por negación del dolor, es cortina de un vacío que carcome.
La paz en sus sucias uñas es imposición y sometimiento; es matar para dominar, es aniquilación por falsa igualdad.
La libertad en sus asquerosas manos es esclavitud borroneada con cadenas, es aroma a ahogo, vómito y sangre.

Y aquí es donde pudiendo mostrar esto es que está latiendo la posibilidad des despertar, de reconocer, de sentir, de vibrar.

El miedo grita despavorido que corras; y así lo hace porque tenerte bien parado sobre tus pies te permite observar y discernir. Ser consciente y poder elegir le quita su poder, tu poder; pierde su energía, tu energía y con ello recobrás tu luz, que nunca, NUNCA, podrá generar por si mismo.

Frená. Detenete. Observá. Escuchá. Sentí.
Conectate con vos mismo. Entablá el diálogo interno.
Generá una conexión con vos y con tu intuición (también llamada alma) que te propone un mejor vínculo propio.

Para ello, hay una receta infalible. Tan infalible como ardua.
Deber, como responsabilidad consciente y deseada, estar atentos y sentir lo que el corazón dice.

Esta receta ha sido aplicada por tantísimos maestros, de variadas áreas.
Todo aquel que ha encendido su luz y he iluminado con ella al mundo, ha dejado una marca fiel y sentida, distinguida claramente.
De no ser así, como se puede denotar gente como María Teresa de Calcuta, Saint Germain, Jesús, Buddha, Ghandi, Martin Luther King, Beethoven, Mandela, Lenon, Dalí, San Martín, entre tantísimos otros que existieron y existen.

La luz no se ha apagado, no creamos esta fatal y ponzoñosa idea del miedo.
La luz somos nosotros y no estamos apagados.
Estamos adormecidos. Despertemos.

Lo que me corresponde por derecho de nacimiento; mi luz y mi vida.
Reclamar lo propio, en un grito interno de libertad y propia soberanía.

LUZ, AMOR, PAZ, LIBERTAD.
Ser de luz en condición humana, consciente de su rol.

Expectativa Cero

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