Leyendo algunos libros, interiorizandome de a poco en el viaje y en la tierra que voy a ir a conocer tuve el bello encuentro con este poema el cual movió fibras internas.
Hacia esas tierras estoy yendo. Hacia nuevas aventuras y nuevas experiencias.
Abriendo mis sentidos para captar todo, desde el interior al exterior.
Estar dispuesto y disponible a la vida y a lo que transcurra en ella.
Aquí, el poema:
Hacia esas tierras estoy yendo. Hacia nuevas aventuras y nuevas experiencias.
Abriendo mis sentidos para captar todo, desde el interior al exterior.
Estar dispuesto y disponible a la vida y a lo que transcurra en ella.
Aquí, el poema:
La india
¿Cómo es india? ayer me preguntaste
y yo, que aún llevo su polvo en mis sandalias,
y su luz, como un ascua, en la mirada,
medité y no supe contestarte.
India es agua sucia y sol brillante,
polvo grisáceo entre el oro y la plata,
un viejo en cuclillas trenzando sin pausa
y una niña de mirada penetrarnte.
Como una noria que gira incesante.
Un beso ardiente a la persona amada
y un cuerpo que, en la tarde, se hace llama,
poemas de amor y muerte en un instante.
Saris de colores deslumbrantes
entre miseria de gente reposada.
Gente sencilla, religiosa y clara
visitando monumentos de gigantes.
Impenetrable, de misterio llena,
no puedo definirla. Se me escapa
cual pájaro que eternamente vuela.
Un gran deseo se me ancló en el alma.
¡Volver! Volver de nuevo a aquella tierra
antes de ser ceniza de la nada
EDUARDO CRIADO
- Por fecha 05/09/2013 -
Matías Hugo Figliola
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